Participó en el Primer Festival Internacional de Poesía de Granada.
Tengo, bajo mis senos,
entre mi cuerpo donde
todo moreno gesto palidece
en eterna tensión de danza y beatitudes,
una impaciente huésped que palpita de ansia
ante paisajes nuevos y ríos que inaugurar,
una viajera demasiado azul,
niña que fui, saltando
en la espuma de gozo de los mares,
mujer que soy,
amandopaisajes recién creados
con todo el entusiasmo de los advenimientos.
Ella hace zozobrar mi corazón
en cada muelle abierto que convida,
con su salobre gusto a lejanías.
En cada andén sin nombre,
donde el silbido largo de los trenes del mundo
crea ventanillas que pasan velocísimas
y nos llaman y ofrecen los dones de la tierra.
Desde cada aeropuerto y su viento impuntual,
pie del aire profundo e infinito
que nos recogerá en su mano abierta,
traspasando latitudes, horarios,
diminutas señales del hombre y sus cuidados
para intentar asir el universo.
Así, pasajeros de la noche al día,
en un sólo segundo de asombro y altitudes
nos sorprende allá abajo
la curva luminosa de la Tierra,
perfil de la alborada en el total silencio
de la noche y su música inconclusa.
Una viajera demasiado azul
que discurre parajes y caminos
y que va recogiendo voces,
afectos, músicas humanas
en su mochila de eterna caminante
que no se detendrá,
ni ante al puerta inmóvil de la muerte
y su gozne secreto, inevitable
como la misma vida,
móvil, atónito, incesante río
del que somos apenas viva espuma.