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Peñalba de Centenario

Con esta edición La Prensa Literaria, se suma a la celebración del Centenario del nacimiento del pintor Rodrigo Peñalaba, el fundador de la modernidad en la pintura nicaragüense. En otras palabras, él vendría hacer el Rubén Darío o el Cervantes en literatura de Nicaragua. Para aquellos que aman y admiran su pintura, esta breve muestra […]

Con esta edición La Prensa Literaria, se suma a la celebración del Centenario del nacimiento del pintor Rodrigo Peñalaba, el fundador de la modernidad en la pintura nicaragüense. En otras palabras, él vendría hacer el Rubén Darío o el Cervantes en literatura de Nicaragua. Para aquellos que aman y admiran su pintura, esta breve muestra sirva como colección, sobre todo para que los más jóvenes conozcan de su legado.

En esta edición aparecen parte de sus pinturas, como los retratos de mujeres, Mujer dormida, Vittoria embarazada, Mujer leyendo, Mujer pensativa,y otros como Machetero. Al igual, que sus pinturas figurativas de mujeres y campesinos donde rescata su espíritu indio en el trazo firme de fuerte textura a base de espátula para resaltar los colores de la tierra.

Con la ayuda Franco Peñalba, que facilito fotografías de sus pinturas y retratos, reproducimos parte de la obra de este gran maestro de la plástica de calculable valor artístico y patrimonial. Maestro de maestros como nuestro querido Leoncio Sáenz, Orlando Sobalvarro y Alejandro Arótegui.

Rodrigo Peñalba nació en León de Nicaragua, el 15 de mayo de 1908 y murió en San Pedro Sula, Honduras, el 3 de junio de 1979. Pasó su infancia y primera adolescencia en León. Hijo de don Pastor Peñalba Argüello, heredó de su padre la vocación y el oficio de pintor.

Bachiller del Colegio Centroamérica de Granada, marchó en 1925 a México y Estados Unidos a estudiar pintura. Posteriormente estudió en la Academia de San Fernando de Madrid (1933-1937) en la Academia de San Carlos de México (1937-1939), y en la Regia Scuola di Belle Arti, en Roma (1938-1941).

Regresó a América en 1946, expuso en Nueva York y Washington en el gran momento inicial de la Escuela de Nueva York y su pintura expresionista y figurativa, fue saludada por la crítica estadounidense. En 1948 fue nombrado director de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Nicaragua, en Managua, desde la cual a lo largo de dos décadas (1960-1973), amaestró, fundamentó, estimuló y organizó el movimiento pictórico nicaragüense.

Es el pionero y el maestro por excelencia de nuestras artes plásticas. Nutrido del arte moderno europeo y mexicano, se propuso explorar y expresar la americanidad y concretar un arte integral (pintura, escultura y arquitectura), iniciando en Nicaragua el muralismo y el materismo y realizando la pintura religiosa colonial y el retrato criollo.

La Prensa Literaria

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