El arte como ruptura o innovación, como introspección y la misma indagación o invención de lo americano, en tanto nacionalismo, es de origen romántico.
El arte para Peñalba es, en sus diferentes lenguajes, autorretrato, o sea, confesión del autor o artista, revelación personal, visión de sí mismo y, a veces, rebelión contra el mundo. Luis Cardoza y Aragón decía que toda la obra de Diego Rivera es autorretrato. Peñalba, refiriéndose a Omar D`León, escribe casi lo mismo: La pintura de Omar refleja fielmente su pathos espiritual y su sentido de sensualidad casi pagana. Cada obra suya es un autorretrato. Si revisamos la obra de Peñalba comprobaremos su mundo interior, sus búsquedas y hallazgos, sus obsesiones y constantes, sus inquietudes e interrogantes morales y formales, que lo cruzan de punta a punta y de lado a lado. Su obra es más autorretrato que los ocho autorretratos al óleo, lápiz o pluma que dejó en distintas edades, juegos de espejos y memoria, autocontemplación, cuidado, vigilancia de su persona y de su arte, autocrítica, y, en tanto autorretrato, sus pinturas engendran la obra.