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Vida en breve

Octavio Rodrigo Peñalba Martínez (León 15 de mayo de 1908-Honduras 3 de junio de 1979), hijo del optometrista, pintor de vocación e historiador Pastor Peñalba Argüello y de Esmeralda Martínez, dejó registrada su precocidad a los 12 años, cuando dibujaba retratos y caricaturas en los colegios San Ramón y Centroamérica, años después publicadas en las […]

Octavio Rodrigo Peñalba Martínez (León 15 de mayo de 1908-Honduras 3 de junio de 1979), hijo del optometrista, pintor de vocación e historiador Pastor Peñalba Argüello y de Esmeralda Martínez, dejó registrada su precocidad a los 12 años, cuando dibujaba retratos y caricaturas en los colegios San Ramón y Centroamérica, años después publicadas en las revistas Noticia Ilustrada y Nicaragua Informativa.

A los 18 años viaja a Estados Unidos y estudia en la Academia de Bellas Artes, en Chicago, desde 1926 a 1930. Se traslada a España a estudiar en la Academia San Fernando (1934), debido a las confrontaciones de la guerra civil española se regresa a México, ingresando a la Academia de San Carlos (1936), imparte clases de dibujo y pintura. De nuevo se enrumba a Italia, a la Escuela de Bellas Artes de Roma, hasta 1941, se gradúa pintando un mural cerca de la escuela; su aprendizaje de nueve años marca su estilo inicial de “pintura del paisaje italiano”.

Se casa con la modelo Vittoria Cara, Ceccarelli, una joven de Anticoli, Corrado, nacen sus primeros tres hijos, Mauricio, Giarcarlo y Franco, y años después en Nicaragua, Pier, Rodrigo y Patricia. Pinta, en nuestro país sus murales Homenaje a Rubén Darío; y Descubrimiento y Conquista de América, como los murales de arte sacro que permanecieron ocultos por largos años en la Basílica de San Sebastián; y otros trabajados a la par de Fernando Saravia. En pintura, tres exposiciones internacionales, claves, marcan su propuesta individual. Entre 1945 y 1948, antes de su extraordinaria labor de maestro, expone en la Galería de San Marco, en Roma; luego en la Unión Panamericana, en Washington de 1947, y en la Galería Newcom-Macklin, en Nueva York. Y de 1948 a 1957 participa en las colectivas: Pintores Modernos de América, Museo de Bellas Artes de Caracas; y las dos de: Artistas de América, y Artistas de Nicaragua, en la Unión Panamericana, OEA.

Sobre su arte y el sacrificio del deber de enseñar y abrir para la historia la puerta de la modernidad de las bellas artes, el curador y jefe de la División de Artes Visuales de la Unión Panamericana, José Gómez Sicre, el que conociera a Peñalba en 1947, escribe para el primer homenaje que el irredento grupo Praxis le rinde en 1966; cuatro años después se realiza otra retrospectiva, en la Escuela Nacional de Bellas Artes. De este primer reconocimiento, Gómez Sicre dice: “Peñalba en Italia había madurado el oficio aprendido en América. Un expresionismo profundamente colorista era su seña. Formas tensas de ardientes amarillos y rojos esparcidos con la espátula era la base de su trabajo”.

Asimismo relata que Peñalba le dijo que se regresaría a Nicaragua, porque el arte estaba muy atrasado y había que avivarlo. Corría entonces el año de 1948, cuando la promotora María Teresa Sánchez escribe en La Nueva Prensa: “¿Qué podemos hacer por Rodrigo Peñalba?”, haciendo un llamado al Gobierno del doctor Román y Reyes para capitalizar la presencia del artista, para que se fundara la primera “Escuela Superior de Pintura”. Un año antes, Sánchez había organizado la primera muestra en Nicaragua, que tuvo lugar en el Círculo de Letras Nuevos Horizontes.

Algunos tópicos de la vida artística de Rodrigo Peñalba y su pintura en la historia nacional.

La Prensa Literaria

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