Participó en el Primer Festival Internacional de Poesía de Granada.
Al despertar quise tocar un lienzo: se hizo a la mar.
Quise tomar mi té: el cuenco tornó a fuente. Yo vi los numerosos gramos de agua.
Quise prender la puerta: se puso a arder. Yo estuve absorta. El pan se me escurrió como un clavel de arena.
Debo decir: Hoy no he leído un libro con asombro.
Al despertar, convengo: alguien posó sus alas contra el muro.
Debo pensar ¿un hombre me habitó? Bajó del mes de junio.
Ahora lo sé: Hoy no he leído un libro. Alguien está escribiendo la historia que esperaba.
¿Es un alfil de plata? ¿Un hombre que se aleja de París?
¿Son este par de manos con su cuello? ¿Un cuello que me pone de rodillas y así de boquiabierta?
Yo vi su cisne. Ahora recuerdo.
Me está esperando al otro lado de morir. Yo soy la pitonisa: estoy leyendo las letras de mi mano con asombro.
Hace diez años bajó el mes de junio y ya no se me quita.
Ese hombre me está gritando como un griego. Me dice que se queda. Quiere un tazón de leche, hacerme un hijo. Tengo una hija: ahora recuerdo. Bajó del mes de abril e hizo temblar la Tierra.
Yo soy la pitonisa, estoy leyendo las letras de mi mano con asombro.
Hace diez años bajó del mes de junio y escribe desde entonces la historia que esperaba, me dice que se queda, quiere un tazón, un hijo, mi mano con asombro, una hija pitonisa, hace temblar la Tierra, la historia que esperaba. Y ya no se me quita.