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Orlando Sobalvarro es un prestigiado pintor del arte abstracto, pero se sabe poco de sus incursiones en la escultura. Ésta, según el propio artista, nace con las clases que le impartió Fernando Saravia, en la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero su idea primaria nos revela que le surgió de la apreciación de figuras vistas en las piedras y árboles de su natal mina El Jabalí, Chontales.
Precisamente de aquí nace su imaginería escultórica campestre y zooforma, de sus tallas semiabstractas, de figuras de búhos, venados, y vacas, así como en sus formas de vuelos, retomado del paisaje arbóreo de la cordillera de Amerrisque.
Sus primeras esculturas de búhos cercanos al realismo datan desde 1961, cuando hacía sus moldes de arcilla y barro, luego a los armazones de hierro, los que finalizaban en la pieza tridimensional de peso, pulida y texturada. Este proceso lo sigue utilizando en sus actuales piezas, las que siguen una forma más abstraccionista.
Una de sus primeras exposiciones, a inicios de los años ochenta, la exhibió en el Museo Julio Cortázar, y fue curada por el pintor y arquitecto Luis Morales Alonso. Otras más de sus recientes piezas, que llevan aros de hierro para darle más dinamismo y enriquecer las formas, han sido exhibidas en la Galería Museo Josefina, Galería Epikentro y Galería de Arte Códice. Algunas de estas magníficas piezas como El Paraíso del Edén son parte de la colección de la Fundación Ortiz-Gurdián, la que tiene su museo en la ciudad de León.