Trazos sugeridos, líneas sugestivas, provocantes, fuertes, atrevidos, sensuales, figuras suaves, en ambientes de luz y de sombra, que nos muestra un trabajo exquisito de primera magnitud.
La labor de las artistas, pertenecientes a la Asociación Cultural Quetzalcóatl, me remonta a una exposición en los ochenta en La Habana, Cuba, donde el artista italo-argentino Luis Tomasello presentó sus obras pictóricas de gran formato en óleo y acrílico con poemas de Cortázar. Las obras, cinéticas por cierto, de Tomasello, habían despertado el interés del gran escritor, el querido Julio Cortázar, motivándolo a escribir poemas para esos cuadros.
Esa exposición se dio en un lugar muy querido por todos los intelectuales y artistas de América y del mundo, La Casa de las Américas. Esta simbiosis del arte pictórico con el arte literario significa, entre muchas otras cosas, sobre todo en nuestra Nicaragua, un gran hermanamiento, una síntesis de pensamiento, toda una simbología que envuelve al arte y que se da o sale al público, al espectador, con distintos mensajes; de amor, de esperanzas, de fidelidades, de sueños y de ilusiones, pero sobre todo de esa ansiada y tan buscada unidad.
La Asociación Cultural Quetzalcóatl, que nace con el propósito de promover específicamente el arte que producen artistas mujeres, con el apoyo de la Cooperación Cultural de la Embajada de España y del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, ofrece grabados de tres artistas de la plástica nicaragüense: Lesbia Pérez Borge, Rosa Darlyng Zúniga y Hazel Guevara Saavedra, quienes nos traen lo mejor de sus trabajos, inspirados en poemas de Michel Najlis, Gioconda Belli, Gema Santamaría, Alejandra Sequeira y Andira Watson, digna heredera de nuestra querida June Beer, de Lisandro Chávez y de Alejandro Aróstegui.
Inspirados en los poemas de Michel Najlis, Gioconda Belli, Gema Santamaría, Alejandra Sequeira y Andira Watson.