La última exposición de obras acrílicas en galería Pléyades; bodegones de frutas minimalistas como su tripleta de peras, o su tríptico en azul, con una manzana, un higo y un marañón en compañía de otros pintores Armando Morales, Jorge Tamayo y Federico Nordalm, entre otros.
Llevar las formas y el color a su mínima expresión, una figura humana, una rosa, una fruta, un objeto, un árbol o un paisaje, es lo que busca en cada una de sus obras pictóricas, Leónidas Correa, las que ha llevado hacia una fragmentación y abstracción figurativa.
Cabe recordar que en 1997, en la I Bienal de Pintura Nicaragüense de la Fundación Ortiz Gurdián (FOG), obtuvo una Mención Honorífica con un banano azul, avalado por el jurado Raquel Tibol, Carol Damián, y el pintor guatemalteco Elmar Rojas.
Sobre este derrotero del minimalismo, con figura de un padre y su hijo, obtuvo dos años después otro reconocimiento, siendo galardonado con el II Premio, en la misma bienal de la FOG.
En su trabajo plástico también ha cultivado la escultura y la fotografía artística, sobre las mismas concepciones de la síntesis formal analítica y reflexiva, la que ha venido empujando hacia una figuración más abstracta y un surrealismo lúdico alimentado de distorsiones provocadas por los reflejos de las imágenes trabajadas.
Últimamente ha pintado de la serie metálica, figuras femeninas como: Mujer caminando, Mujer acostada, o Mujer sentada, esta última pintura fue tratada sobre un soporte de aluminio raspado.
Sus temas de naturaleza como su obra Dos árboles, también han sido parte de su constante experimentación, en este caso las texturas de esta obra es sobre arenas, pero persiguen, como en otras de sus obras, la dualidad existencial del ser, y la dualidad tonal, como el verde y rojo, blanco y naranja, azul y rojo, entre otros.
Fotografía internacional
Esta dualidad de formas lo ha llevado a la fotografía, en ella podemos ver sus tomas de dos vasos en reflejos, en un conjunto de simetría y armonía; por lo que pintura y fotografía son parte ya de su historial, y ambas se han ganado su propio espacio y méritos, por lo que han sido cotizadas en más de 10 mil dólares.
Una de su piezas fotográficas de reflejos más conocidas y que forma parte de importantes coleccionistas internacionales es la llamada Strawberries and me (Fresas y yo), montada sobre metacrilatex y aluminio, de 125 X 180 cm, y con seis pruebas de artista.
Ahora son parte de la colecciones del MOLAA (Museo de Arte Latinoamericano, de Los Ángeles); CIFO (Cisnero Fontanals Art Foundation, de Miami); Berezdivin Collection, de Puerto Rico, Gallery Remy Toledo, de Nueva York; Lillian Heidelberg de Nueva York; Robbi and Bruce Toll Collection, de Palm Beach, Florida; asimismo se vendió una de estas fotos en una subasta de la Christies.
Para la critica Clara Astiasarán, la fotografía de Leónidas Correa, posee un fuerte acento psicoanalítico, que se apropia de los objetos cotidianos, preferiblemente metálicos o de espejos, construyendo un paisaje atemporal, por lo que se nutre de experiencia de su trabajo pictórico que siempre ha estado limítrofe entre el hiperrealismo del dibujo y la figuración, y la vertiente pop que su paleta de color ha impuesto.
Esta distancia permite al fotógrafo la negociación con el referente, y le dicta un nuevo diálogo con el contexto. Y construye una naturaleza nueva, donde la imagen impera, valora la experta en artes visuales.
Correa, actualmente trabaja con los representantes de Latitude Art Projects, de Puerto Rico, y en los próximos días estará exponiendo en una feria de arte en San José Costa Rica, bajo techo en la antigua aduana; también tiene programado exponer en un museo de una universidad en Pensilvania, y en la subasta de arte latinoamericano que se realizará en septiembre.