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Paul Newman icono del cine

Newman interpretó una serie de memorables personajes duros, atractivos y canallescos en la gran pantalla, como el alcohólico Brick en La gata sobre el tejado caliente, el estafador de El golpe, el libertino personaje de Hud, el más salvaje entre mil, convirtiéndose en una leyenda del cine Ver Galería de fotos El impacto que produjo […]

  • Newman interpretó una serie de memorables personajes duros, atractivos y canallescos en la gran pantalla, como el alcohólico Brick en La gata sobre el tejado caliente, el estafador de El golpe, el libertino personaje de Hud, el más salvaje entre mil, convirtiéndose en una leyenda del cine

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El impacto que produjo Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo (1951), dirigida por Elia Kazan, fue la partida de nacimiento en el cine del llamado Método de Stanislavski. El “Método”, introducido en Estados Unidos por los profesores de teatro Stella Adler, Lee Strasberg y Sandford Meisner, capacita al actor para enriquecer a sus personajes con sus propias emociones y experiencias. Este estilo más naturalista que el tradicional marcó a todos los grandes actores surgidos a partir de la década de 1950.

“Los tres grandes” del Método fueron Brando (alumno de Adler), Montgomery Clift y James Dean. Entre los muchos alumnos del Actors Studio de Nueva York, dirigido por Strasberg, se cuentan Rod Steiger, Paul Newman, Jane Fonda, Ben Gazzara, Warren Beatty, Steve MacQueen, Eli Wallach, Jack Nicholson, Robert DeNiro, Al Pacino y Sally Field.

En la jerarquía de los actores del Método, inmediatamente después del trinomio Brando-Dean-Clift, ocupa el cuarto lugar Paul Newman, muerto el pasado 26 de septiembre a los 83 años de edad. Los personajes interpretados por Newman carecían de la complejidad sicológica lograda por los tres actores mencionados, pero quizá por carecer de la personalidad de genio torturado de éstos, su vida personal fue más estable y supo administrar su carrera de forma más inteligente.

Después de servir como operador de radio en la Segunda Guerra Mundial, Newman se dedicó a la actuación, con éxito relativo en el teatro y la televisión. Debutó en el cine en El cáliz de plata (1954), con Jack Palance como el Mao Simón, basada parcialmente en el Libro de Pedro, uno de los libros apócrifos del Cristianismo (que también sirvió de fuente informativa a Sienkiewicz para su novela Quo Vadis?). Newman consideró tan mala su actuación en El cáliz de plata que, años después, pidió disculpas públicamente.

Pero su carrera fue rescatada cuando heredó del difunto James Dean el papel del boxeador Rocky Graziano en El estigma del arroyo (1956) y el de Billy the Kid en El temerario (1957). Su habilidad como actor quedó demostrada en Largo y cálido verano (1958), basada en Faulkner, por la que recibió el premio al mejor actor en Cannes. En este filme actuó por primera vez con la que hoy es su viuda, Joanne Woodward, entrenada en las técnicas del Método por Meisner.

Las primeras actuaciones de Newman resultan hoy un tanto afectadas, con mucho manierismo teatral. Pero su talento natural se fue puliendo en películas como Una gata sobre el tejado caliente (1958), Desde la terraza (1960) y Éxodo (1960), basada en la novela de Leon Uris, sobre la creación del Estado de Israel. El padre del actor era judío, de ascendencia húngaro-polaca; y su madre, catlica.

Su confirmación como uno de los mejores actores de su generación vino en 1961 con The Hustler (El audaz; titulada en España: El buscavidas) de Robert Rossen, sobre un billarista estafador que encuentra la gran oportunidad de su vida al competir con el legendario “Minnesota Fats” (Jackie Gleason). Esta visión descarnada de la otra cara del sueño norteamericano es menos famosa que otras películas de Newman más comerciales, como Buth Cassidy (1969) y El golpe (1973), ambas coprotagonizadas por Robert Redford.

La película que lo convirtió en un icono del cine fue Hud, el indomable (1963) de Martin Ritt, filmada en un rancho de Texas. Newman se sumó a la galería de rebeldes del cine por su interpretación del joven individualista y amoral que marca para siempre a las personas que lo rodean.

Éxitos comerciales como El premio (1963), Harper (1966), Hombre (1967), La leyenda del indomable (1967), Infierno en la torre (1974), Ausencia de malicia (1982) y El veredicto (1983) lo convirtieron en uno de los actores más taquilleros de todos los tiempos.

En 198 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográfica de Hollywood le dio un Oscar honorífico por los logros de toda su carrera, en compensación por no haber ganado un Oscar competitivo, a pesar de sus seis nominaciones (y una como mejor director por Rachel, Rachel, en 1968, protagonizada por su esposa). Pero el año siguiente obtuvo la codiciadanda vez a Eddie Felton (personaje central de El audaz) en El color del dinero, dirigida por Martin Scorsese y coprotagonizada por Tom Cruise. En 1994 fue nominado de nuevo por Nobody’s Fool y en 2002, como mejor actor en un papel de reparto, por El camino a la perdición.

Además de su talento, Newman ha sido reconocido en múltiples encuestas como uno de los galanes más apuestos del cine. Filántropo, activista social, piloto de autos de carrera y hábil empresario, en 1982 fundó la Compañía Newman’s Own, de salsas para pastas y ensaladas, que le produjo más millones que su carrera en el cine. Sus ganancias en esta empresa se destinan a obras de caridad.

Hace poco mencioné a Paul Newman ante un grupo de amigas de mi hija, todas veintiañeras. No lo conocían, excepto una que exclamó: “¡Ah sí! ¡El de las salsas!”.

La Prensa Literaria

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