- El poeta Charles Baudelaire llamó a Honoré Daumier uno de los hombres más importantes, no solamente en la caricatura, sino en el arte moderno. En el centenario de su nacimiento su legado de dibujante y grabador adquiere relevancia.
Honoré Daumier (Marsella, 1808-Valmondois, Francia, 1879) es uno de los mayores genios que hayan existido en la historia del arte, con él se marca un antes y un después, pintor, escultor, pero sobre todo dibujante y caricaturista. Charles Baudelaire consideraba a Daumier uno de los hombres más importantes, no solamente en la caricatura, sino en el arte moderno, según él, en esa época en París, solamente Ingres y Daumier eran los únicos dos artistas que dibujaban tan bien como Delacroix.
Llega a París con su familia en 1816, trabaja en la librería del Palais Royal, a partir de 1822 aprende dibujo en el taller de Alexander Lenoir, trabaja como litógrafo y se inscribe en los cursos de la Academia Suiza. En sus visitas al Museo del Louvre es influenciado por Rembrandt, Rubens y Goya.
Un grupo de artistas e intelectuales, de principio del siglo XIX en Francia, fueron los primeros que empezaron a representar la denuncia y la política en sus obras artísticas, de una manera realista. Hacen un arte arriesgado, cruel y violento como la misma realidad que vivía la mayoría de los ciudadanos. Courbet fue uno de los artistas más comprometido con las ideas socialistas que circularon entre el grupo.
Daumier publicó sus primeras caricaturas en La Silhouette, el primer periódico satírico e ilustrado de Francia, donde también colaboraba Balzac. Meses antes de la restauración de la monarquía en 1830, cuatro décadas después de la revolución de 1789, en medio de la inestabilidad política y los sucesos sangrientos de esos años, Daumier asume junto a otros jóvenes caricaturistas Joseph Traviés, Henri Monnier, entre otros, una posición política clara y definida contra la corrupción del sistema, el gobierno, la monarquía y en especial contra el mismo rey Luis Felipe de Orleáns.
Entabla una relación muy estrecha de trabajo y amistad con Charles Philipon, periodista, editor, caricaturista y litógrafo, fundador de La Caricature (1830), subtitulado como un periódico moral, político, literario y escénico, Le Charivari (1832), y Le Journal pour rire (1848). Quienes trabajaban juntos algunas ideas de los dibujos y textos de las caricaturas políticas.
La Caricature es considerado el primer periódico político satírico, con un tiraje regular, independiente y una ideología bien definida, conocido por ser uno de los escenarios de las guerras de Philipon contra Philippe. Como en todo sistema autoritario, la verdad, más la manera irónica de decirla, no les cae muy en gracia a los tiranos, por lo que utilizan la censura de prensa para silenciarla.
El rey Luis Felipe se vio obligado a restaurar la censura de prensa por etapas, hasta implantarla definitivamente por medio de la ley de prensa de 1835, en contra de los mismos principios consignados en la Constitución de 1830. Las primeras víctimas de la censura de prensa fueron los caricaturistas, contrario a sus intenciones de callarlos, lograron más bien, unirlos en contra de la opresión. Finalmente, La Caricature fue cerrada en 1835, sobreviviendo con la venta de 24 litografías de gran formato, hasta su reanulación en 1839. Una de las caricaturas de Daumier, que pertenece a esta colección es la de las víctimas de la Rue Transnonain, asesinadas en julio de 1834.
Entre muchas otras de las caricaturas de Daumier que le quitaban el sueño a la monarquía tenemos: Un Parricide. La censura representada por un alto funcionario con la ley de prensa en forma de garrote en mano, dispuesto a darle en la nuca a la libertad representada por la prensa. Ahora usted tiene la palabra. Un hombre amordazado y maniatado por funcionarios de la justicia mientras el juez le da la palabra. Les Mannequins Politiques. Dos muñecos con nombramientos bajo el brazo y medallas colgadas al pecho siendo manipulados a manera de marionetas. Salle des elections. Tres personajes con evidente servilismo recibiendo sus medallas con sus boletas previamente marcadas. Gargantúa. Representación de Luis Felipe como Gargantúa, que recibe en su gran boca donativos e impuestos despojados por sus ministros al pueblo empobrecido, a su vez defecando nombramientos, títulos y honores recibidos por los oportunistas de siempre. Por esta caricatura, Daumier es condenado a seis meses de prisión en septiembre de 1832. Ésta es apenas una pequeña muestra de las 3,958 caricaturas que aparecen en el catálogo razonado de su obra litográfica.
Es admirable como Daumier logra utilizar sabiamente la litografía, descubierta pocos años antes por Senefelder (1796), para poner en evidencia, todavía 200 años después de su nacimiento, la prepotencia y la soberbia de los gobernantes, el descaro de los corruptos, la injusticia, los abusos del poder… Coloca a la caricatura a un nivel superior, la eleva a un lugar destacado en el ámbito de la comunicación artística y social. En esto, esencialmente, reside la genialidad de Honoré Daumier.
Bibliografía
Honoré Daumier y su Comedia humana. Beatriz González Daumier, un arte superior. Martha Matamoros Caricaturas de Daumier. Vocación inevitable de libertad. Gabriela Huerta Tamayo Un efímero soplo de libertad. Honoré Daumier. Jean Selz