En el rocío de una rosa se diluye la última estrella.
El eco retrocede hacia el trino de los pájaros.
De muy lejos viene la ola del mar
y recibe la caricia de un niño asustado.
Una suave tempestad más tres enojos de ola
no son una marea.
Un océano menos dos nubes negras sigue siendo un océano.
Se vive rodeado de volcanes
acechan tsunamis
ciclones y borrascas de pasiones intermedias.
Todo esto es maligno.
Mas el poeta con el mismo hilo
que junta las voces del mundo y el silencio
teje las pequeñas permanencias recordadas.
Su palabra brota en esa parte del ojo
donde el vértigo nos convierte en intangibles
o posibles.
Dos truenos más un mientras relámpago
no son todavía una tormenta.
El prorrateo de color de mar y de altura de cielo
facilita el pensamiento más allá de averno y paraíso.
En la coherencia de circunstancia y fondo
una palabra puede ser olvidada para siempre
o recuperado su rescoldo de infinito.
Las prorratas filosóficas son tretas de náufragos
hermafroditas impredecibles
políticos del futuro.
Diáfana gotea el agua traspasando la piedra caliza.
El corazón por un instante
se queda suspendido en una pausa
y purifica la sangre con el pretérito imperfecto del cosmos.
El agua y la sangre gotean como recuerdo
o predicción.
El mar subyuga
pone lunas junto al circuito de los romances
y destello de violeta al final del sueño
señala y borra momentos en la playa
jugando entre dos corazones.
Pero aquello que no late en la transfusión de soles
ni en los muelles del espejo unánime
lo fija el poeta con la estela de su ola.
Crea semejanzas para todos los gestos
y apariencias en el aire desitiado del silencio
delimita el vacío y la señal
la sombra que converge hacia la luz
la insurrección desde el asombro.
La palabra existe a condición de su ausencia móvil.
Una hormiga sigue a otra hormiga que sigue
a otra hormiga que sigue a otra hormiga
como las olas del mar.
La finitud en movimiento es la forma
que adopta el infinito
para el desmesurado festejo de las apariencias.
Humberto Vinueza (Ecuador, 1942). Poeta y catedrático universitario, nacido en Guayaquil. En la década de los sesenta fundó e integró el grupo de vanguardia cultural Tzántzicos de Quito. Participó en el Cuarto Festival Internacional de Poesía de Granada.