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Grabado de Oscar Rodríguez.LA PRENSA/O. Valenzuela

Recuerde el alma dormida que no es recuerdo experiencia

Una percepción: la vida como sueño; imágenes desleídas ya; transparencias inconexas que sin ton ni son, aparecen y desaparecen sin que las llamen. Esos filmes con vida propia fueron nuestros y no lo son. Ni son nuestros ni existen, pero afirman que son la vida. No. Perros son de presa que a prisa hay que […]

Una percepción: la vida como sueño;

imágenes desleídas ya; transparencias

inconexas que sin ton ni son, aparecen

y desaparecen sin que las llamen. Esos

filmes con vida propia fueron nuestros

y no lo son. Ni son nuestros ni existen,

pero afirman que son la vida.

No. Perros son de presa

que a prisa hay que matar.

Si los dejas te orillan al abismo,

al risco, pantano o socavón ilusorios

que tienen su salida en todas partes

y en ninguna.

Los veo y pienso: esfera. Campana

neumática. Puertas herméticas. Isla.

Monasterio. Laberinto. Calabozo.

Manicomio. Desierto. Fondo marino.

No como primera, sino como segunda Ley

termodinámica, tratan, quieren desorganizarte, alejar de vos el paraíso

que está para vos.

Esas transparencias

astutas, aviesamente se hacen querer;

te dicen, sin rubor que son tuyas;

voluptuosas, te rodean, te enseñan

cielos falsos, besos falsos, roces

felinos de brazos felinos; lo rosáseo

acaracolado de sexos que dicen

que fueron como tu corazón:

palpitantes y tiernos.

Todas las mañas en esos filmes con vida

propia. Toda la maestría de la seducción,

donde tus pensamientos, enormes o mínimos,

dulces o perversos, aparecen glamorosos,

ungidos con la atracción de lo fatal.

Hay que matarlos. Que no hollen tu presente.

No escuchar su taconeo, su fru-fru asedado.

Volcar la copa que te ofrecen; retirar

el venenoso langostino

que entre sarmentosos dedos, te brindan;

apartarse de la capa, sombra

o tapa mortuoria

donde desean, momificado, tenerte.

Retírate hacia vos. Vive con vos. En vos

y no entregues tu vida real a su ilusión

de vida.

Recuerda que cada recuerdo pensado

o vivido eslabona una cadena o teje

cesto de basura que aprisiona

tu presente de luz, de aire, de flores

o amores de exultante radiante

brillo ocular.

Déjalos en su baba, ahogarse.

Déjalos que se aturdan con sus gritos.

Déjalos en su espesa niebla de pasado,

porque nunca segundas partes

fueron buenas.

La Prensa Literaria

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