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Carlos Tünnermann Bernheim. LA PRENSA/Archivo

Por la universidad latina

En un momento en que, como hace un siglo, la universidad latinoamericana está en un período de decisivos y contradictorios cambios, el libro de Carlos Tünnermann Bernheim se convierte en una lectura indispensable. Permite presenciar en forma muy directa cómo fue que hace noventa años la universidad latinoamericana logró, gracias a sus estudiantes de ese […]

En un momento en que, como hace un siglo, la universidad latinoamericana está en un período de decisivos y contradictorios cambios, el libro de Carlos Tünnermann Bernheim se convierte en una lectura indispensable.

Permite presenciar en forma muy directa cómo fue que hace noventa años la universidad latinoamericana logró, gracias a sus estudiantes de ese momento, dotarse de un proyecto propio. Muestra cómo fue que, a partir de una rebelión estudiantil que galvanizó a una ciudad y universidad conservadoras, la educación superior pudo comenzar a desprenderse de las fuerzas que la ataban al pasado colonial y europeizante y convertirse en una propuesta de universidad moderna y libre, verdaderamente latinoamericana, que se convirtió en un polo de conocimiento invaluable para el desarrollo de nuestras naciones durante el siglo XX.

El libro de Tünnermann, sin embargo, muestra claramente que el movimiento de Córdoba no expresó por sí solo la necesidad del cambio liberador que requería la universidad para acompañar el desarrollo latinoamericano del siglo XX, sino que, precisamente porque surgió a raíz de amplios movimientos sociales reivindicativos en Latinoamérica, fue que la universidad comenzó a ser vista como un patrimonio social insustituible y por eso pudo hacer la significativa contribución que le ocupó durante el pasado siglo.

Dejó de ser una pequeña y elitista institución copia de las modas europeas y destinada sólo a ocuparse de las necesidades de las clases dominantes, para volverse realmente pública en sus fines y en su matrícula. No sólo abrió sus puertas a cientos de miles de jóvenes de las clases media y, en no pocos casos, también a los hijos de obreros y campesinos, sino que también asumió el papel de un poderoso polo público de ciencia y cultura.

Precisamente las características que hicieron que su contribución fuera central para pensar el desarrollo en términos nacionales y mucho más amplios e incluyentes que los que sostenían todavía los terratenientes y las clases comerciales y exportadoras.

Tan importante y profundo fue el evento que nos reseña el libro de Tünnermann, que después de un siglo de gobiernos republicanos o corporativos, dictaduras militares y —con una marca más profunda— tres décadas de una avalancha de agresivas iniciativas neoliberales, la universidad como la pensaron los estudiantes de hace noventa años sigue siendo, para muchos movimientos estudiantiles del presente, el referente fundamental de su futuro: autónoma; de libre acceso; gratuita; con libertad de cátedra e investigación; como espacio de ciencia y pensamiento crítico; con una participación decisiva de los estudiantes en el gobierno institucional, y con una misión social frente a los problemas y necesidades de conocimiento de los pueblos latinoamericanos.

Por esta razón, la obra de Tünnermann no se ocupa sólo del pasado. Sin pretenderlo, pero por la fuerza del planteamiento de 1918, este pequeño y poderoso libro se convierte en un punto de referencia indispensable y estratégico a la hora de analizar la actual coyuntura de la universidad pública en América Latina.

Uno de los grandes aciertos de los estudiantes argentinos de hace noventa años fue su insistencia en la necesidad de una universidad libre, es decir autónoma y dotada de una visión amplia y social.

Porque luego resultó indispensable para un futuro de prosperidad de los países latinoamericanos. Supieron entrever en la sujeción del conocimiento al poder civil y al religioso de aquella sociedad conservadora una de las trabas más enormes para el desarrollo de la ciencia, de enfoques creativos a la formación de profesionales, de proyectos de difusión y extensión universitaria y de servicio social en un marco crítico y democrático.

Allí donde aparecieron con más fuerza estos rasgos de autonomía la relación con los gobiernos corporativos —y no se diga con las dictaduras— fue sumamente tensa durante el siglo XX. En forma relativamente exitosa, la universidad pudo sobrevivir, incluso ampliarse significativamente y afianzar su rol como elemento clave en el tránsito a las democracias.

La lectura del libro de Carlos Tünnermann no sólo permite al lector adentrarse en un aspecto central —la historia del surgimiento de la autonomía— sino que también, precisamente porque incorpora parte de la experiencia de un siglo, comenzar a pensar esta autonomía en términos muy distintos. Es posible, por ejemplo, constatar por qué la universidad autónoma sigue siendo una experiencia histórica que fundamenta las actuales e innumerables luchas de resistencia que ocurren en la región latinoamericana. Y por eso es indispensable el libro que nos presenta Carlos Tünnermann Bernheim.

Hugo Aboites. Universidad Autónoma Metropolitana-X, C. de México. Coordinador del Grupo de Trabajo Universidad y Sociedad, Clacso.

La Prensa Literaria

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