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Gloria Elena Espinoza LA PRENSA/Archivo/FOTOARTE: B. RODRÍGUEZ

En el teatro experimental

Gloria Elena Espinoza deja por un momento las historias de sus novelas para llevarlas al teatro, una mujer que plantea con su dramaturgia mundos paralelos y situaciones de la vida real, donde las mujeres son las protagonistas principales En la última décadas surge un fenómeno en la dramaturgia nacional. Se trata de la publicación de […]

  • Gloria Elena Espinoza deja por un momento las historias de sus novelas para llevarlas al teatro, una mujer que plantea con su dramaturgia mundos paralelos y situaciones de la vida real, donde las mujeres son las protagonistas principales

En la última décadas surge un fenómeno en la dramaturgia nacional. Se trata de la publicación de las obras de teatro de la autora leonesa Gloria Elena Espinoza de Tercero: Desesperación, Espinas y Sueños y El Espantapájaros, reunidas en un sólo volumen titulado Gritos en Silencio (UNAN-León 2006); Stradivarius (Distribuidora Cultural 2007), y Noche Encantada, la más reciente (UNAN-León 2008), que nos han descubierto a una autora que ha hecho de la escritura dramática, en forma persistente, su oficio creador.

DESESPERACIÓN

El argumento de Desesperación es sencillo: Paula Samuel llega a comer a un restaurante de comida rápida. Mientras come ávidamente se le acerca un desconocido, que al compartir su mesa discuten sobre la vida que ella lleva, sus contradicciones y su relación contextual con el mundo. Él le confiesa que es un fantasma y no le cree. Ella desea ser otra. El fantasma le sugiere vivir una vida en armonía con ella misma, mientras ella descubre que en realidad él es el fantasma de Caín. Sale horrorizada del restaurante, un bus la atropella y muere.

El primer conflicto esencial en el yo interior de Paula Samuel es la carencia de amor y su persistente odio. No se ama a sí misma, ni a los suyos ni al mundo que la rodea. La carencia de amor la incita a ser otra, porque siendo otra tal vez le permita encontrar el amor que necesita. Pero no solamente no ama, sino que ha perdido la fe en el amor. Su tesis no es la falta de amor, sino que el amor no existe, o que el amor ha muerto y sólo queda el odio, que significa la negación de toda esperanza, por lo tanto produce en Paula Samuel el deseo de no vivir: ver la muerte como única salida.

La naturaleza del hecho teatral en relación de Paula Samuel como personaje central es de un teatro psicológico, en cuanto se enfrenta a ella misma o en sí misma, ella en relación con el fantasma; todo, producto de un contexto social. La represión de sus complejos se presenta en diferentes actitudes de la conducta de Paula Samuel: el deseo de llenar su vacío comprando y consumiendo, el deseo de ser otra, el querer vivir en otro tiempo, el sentir que los suyos no son suyos, el odiar la sociedad y el tiempo que le tocó vivir, son pulsaciones represivas de un sistema del complejos del yo, que viene del subconsciente y que se manifiesta en su conciencia como la sombra interior de su conducta.

En un momento, los síntomas neuróticos en la acción dramática de Paula Samuel se manifiestan en un estado psíquico morboso, de una excitación explayada del yo individual al colectivo social, que le hace sentir angustia; sentimiento asociado a situaciones apuradas y a la pérdida del sentimiento del placer en todas sus formas. El placer se convierte en odio, la angustia acorrala los sentimientos y por ende la personalidad y el carácter psíquico. Pero sobre todo la incapacidad de dirigir voluntaria y razonablemente la personalidad. La angustia es la antesala de la desesperación, el camino al suicidio.

ESPINAS Y SUEÑOS

En esta obra encontramos tres planos dramáticos. El primero es el de Ella, que desde su demencia y su reclutamiento en un hospital psiquiátrico nos presenta su vida a través de sus recuerdos: las violaciones, su vida de prostituta y su amor no correspondido. Dentro de este plano se da una segunda situación conflictiva, es la de los personajes del Ángel y Don Dinero, que simbolizan causa y efecto de ese mundo contextual que destruye al ser humano. El tercer plano es el de la escritora, que desde el proscenio vive y escribe la obra. Los tres planos son unidos por el coro de fantasmas, que viajan con plena libertad por todas las escenas; pero también los planos se unen por la relación temática del amor, que pasa al desamor, y éste a la soledad y el abandono.

La ambigüedad caracteriza a Espinas y Sueños, que le da diferentes posibilidades de lectura, planteando varias interrogantes: el personaje de la Escritora está escribiendo Espinas y Sueños, mientras se representa la obra; es la escritora de teatro que, mientras escribe, escenifica la obra en su mente; o en cierta forma, la Escritora escribe su vida y la de todas las mujeres a través del personaje de Ella; porque Ella no es nadie y es a la misma vez todas las mujeres ultrajadas y carentes de amor pleno, placentero y verdadero.

Tanto en Desesperación como en Espinas y Sueños predomina el discurso femenino, donde el personaje central es la mujer abatida por la sociedad machista. Una mujer que desde el escenario encarna su vida golpeada, su cuerpo maltratado, su ser flagelado que la ha arrinconado, en caso de Paula Samuel, de querer ser otra, de sentir que vive sin vivir, o el de Ella que se ha refugiado en el recuerdo y la demencia. Ambas sin amor, la una condenada al suicidio, la otra al olvido atroz.

EL ESPANTAPÁJAROS

En El Espantapájaros sigue la conceptualización dramática en la creación de los personajes. A pesar de que el espantapájaros, personaje central, fue creado feo para poder espantar a los pájaros del maizal, interiormente es bello. Se escapa de su creador, Don Pirrimplín, que sólo le interesa lo material y que desprecia la naturaleza en el sentido de plenitud de la vida del planeta.

En esta obra, la poesía se convierte en el alma del Espantapájaros, que lo envuelve en un halo de magia, en un ser de luz natural, que ilumina con amor todo lo creado.

La poesía es concebida como el más grande acto creador. Creacionismo puro de Dios y artificio artístico del hombre. El personaje se deslumbra como la contraposición entre lo egoísta del ser humano y el proceso creador de la vida como una dádiva de la existencia misma.

El texto dramático elaborado por los hombres antecesores difiere al mundo dramático de Gloria Elena Espinoza de Tercero, en cuanto al concepto, estilo y apropiación de la realidad misma.

El absurdo, que utiliza la vanguardia, específicamente con la Chinfonía Burguesa de José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos, donde Fifí y el poeta tienen en lugar de un hijo, un garrobo, es trabajado por Espinoza a partir de lo fantasmal. En Desesperación, el fantasma de Caín, y en Espinas y Sueños, el coro de fantasmas, así lo demuestran. Si en la Chinfonía Burguesa lo absurdo de la obra está dado, según Jorge Eduardo Arellano en ser “una fábula grotesca”. En las obras citadas de Gloria Elena, lo absurdo está concebido por los fantasmas, que nos remiten al fantasma del padre de Hamlet, de Shakespeare. Pero estos fantasmas son una antítesis del mito original: en Desesperación, el fantasma no es un asesino, sino un Caín que busca redimirse; el coro de fantasmas envuelve a Espinas y Sueños en una atmósfera absurda e inquietante: no son fantasmas que espantan y producen terror, todo lo contrario, se vuelven como la conciencia catártica dentro de la acción dramática.

En Gloria Elena Espinoza de Tercero, la técnica brectiana está dada por el distanciamiento. Si Stavnilasky plantea el sentido emotivo de la actuación, Brecht nos dice que el espectador no sólo debe de sentir la emoción, sino también pensar el porqué de los acontecimientos en la escena. Es decir, el público puede sentir solidaridad, pesar o rebeldía cuando Antígona entierra a su hermano, pero también debe pensar que significa violar las leyes establecidas. Para que el sentimiento dé paso al pensamiento crítico, Brecht creó el famoso distanciamiento, que es romper el acto emotivo a través de un corte en el hilo argumental.

Ella logra este distanciamiento con el personaje de la Mesera que interrumpe la acción varias veces entre Paula Samuel y el Fantasma, logrando sacar al espectador de esta relación emotiva del amor, la soledad y la vida, y entre lo absurdo y el mundo real. Así también en Espinas y Sueños, el mundo fantasmal y delirante que vive Ella y que la atormenta es interrumpido por el distanciamiento de los que trabajan en el hospital, cuando llaman por el parlante a un médico o enfermera, o cuando entran los estudiantes de medicina.

Finalmente otro elemento que caracteriza la diferencia entre el teatro de Gloria Elena y el escrito por hombres es la utilización del contexto histórico social. En los hombres, este elemento subyace dentro de la obra misma, es decir, dicho contexto está vestido por lo alegórico, lo trágico, lo cómico o lo absurdo; no aflora con una causalidad consciente y libre en los personajes. Que las paredes no oigan de Octavio Robleto o Asesinato Frustrado de Alberto Icaza son un ejemplo de que lo histórico social está en los huesos y no en la piel de la obra.

Pero en el teatro de Gloria Elena Espinoza de Tercero, la parte contextual de la injusticia, la pérdida de los valores y la violencia social emerge de los diálogos de los personajes, en una actitud desafiante, hiriente, pero sobre todo como una bofetada a la conciencia del público.

Uno de los grandes aportes de Gloria Elena Espinoza de Tercero al teatro contemporáneo nicaragüense es la utilización del intertexto para conformar la estructura dramática. El texto, entendido a nivel estructural y semiótico, es aquel que está dotado de una particular sustancia de significados, y que determina una cierta caracterización de signos y símbolos dentro de los llamados procesos culturales.

Otro ejemplo es en la obra Stradivarius, con el cuadro figurativo del juicio a don Especioso Donaire, el juez al centro, los abogados, los ancianos acomodados en semicírculo y al centro el estropajo del muerto, que está desnudo y ceniciento.

Pero su mayor logro lo tiene en el monólogo Noche Encantada, donde las escenas se vuelven en un retablo pictórico o en un gran mural escénico, por la atmósfera lograda entre sombras y seguidores, entre cenitales de luces rojas, que pasan a azules, o a tonos verdosos, entre el decorado de cámara cerrada de la escenografía y las diablas que desde la tramoya lanzan una multiplicidad de tonos cromáticos.

Gloria Elena Espinoza de Tercero es la única escritora que ha incursionado en el teatro nicaragüense, creando una propuesta nueva y experimental, que juega con el discurso dramático, renovando la escena nacional. Su mayor logro es la intertextualidad del texto dramático, que ya plantea el dialogismo de Bajtin y que María Amoretti reafirma cuando dice que: “Todo texto es una conjunción de voces”. En la dramaturgia de Gloria Elena Espinoza de Tercero la relación intertextual se ve desde el escenario hacia el público como una sola voz, con la voz de una escritora comprometida con nuestro tiempo.

La Prensa Literaria

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