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Homenaje a las mujeres , Lourdes Centeno. LA PRENSA/Archivo.

Santo Domingo y algo más…(II parte)

Sobre la calle central vivían los Cabezas, Otto y René, a una cuadra hacia arriba tenía una cantina el hermano del Capitán Ocón, ayudante de Tacho viejo y tío del abogado y juez Gonzalo Ocón Vela, amigo del Diablo Zelaya y Pepe Medina. Media cuadra al lago estaba la casa de una señora muy guapa […]

Sobre la calle central vivían los Cabezas, Otto y René, a una cuadra hacia arriba tenía una cantina el hermano del Capitán Ocón, ayudante de Tacho viejo y tío del abogado y juez Gonzalo Ocón Vela, amigo del Diablo Zelaya y Pepe Medina. Media cuadra al lago estaba la casa de una señora muy guapa de apellido Urroz, madre de la hija mayor de Tacho hijo. Sobre la calle vivieron los Gadea, Carlos, Fabio que andaba en bicicleta, después en moto, por último en carro y ahora hasta con chofer. El papá de los Gadea Mantilla era un excelente mecánico, venido de las Segovias y de familia importante. Solón y Sergio Quintero Pereira, hijos de Doña Nicha y dueños de la Pensión Metrópoli donde se hospedaba lo mas granado de Matagalpa, Jinotega, Estelí y Ocotal. Propiamente frente a la pensión, estaba la fábrica de Chibolas Santos, ahí vivían Lilliam y Berenice Santos, que cantaban muy lindo y chiflaban como pajaritos. Rodolfo Aguilar Espinoza, ahora rico y famoso en Nueva Orleáns, era hijo de Aguilar Cortez y vecino de Leonel Aguirre, quién a su vez era vecino de la Cantina Noche Criolla, donde muchos cocheros llegaban a echarse sus guaspirolazos a la mitad del día. Un día de tantos Leonel sufrió un chilillazo de un cochero, el chavalo que desde entonces era “travieso”esperó por varios días al cochero, hasta que un día éste se metió a la cantina. Leonelito, de seis años más o menos, soltó con mucho disimulo a los caballos del coche y los arreó, escapándose los caballos hacia el lago, mientras el cochero desesperado seguía con afán a los jamelgos.

Solón Argüello, hijo de doña Angelita y dueño de Solarco era otro de los vecinos. En esa casa vivía Rodemiro Argüello, ahora en USA desde donde escribe artículos políticos. Alejando Miranda era un negro-gordo, muy trabajador y simpático, cuya mamá tenía una pulpería sobre esa misma calle. Contiguo estaba la Pensión Velásquez, donde vivían Paco y sus hermanas, todas cantantes de primera. Esquina opuesta estaba José Peña con su tienda de actualidades. Un doctor alto y de bigote, creo de apellido Paiz, estrenaba carro cada año. En esa misma acera vivían unas chinitas muy lindas de apellido Quant y sus vecinos eran los Hernández de la Imprenta. Frecuentemente llegaba el Maestro Luis Delgadillo, gran compositor musical a esa casa, donde habitaban la Nubia Argüello y sus hermanos. Frente a frente vivía el papá de Roberto Solís quien trabajaba en el Banco Nacional, al igual que su hijo casado con una de las Farías. Más hacia abajo, en la propia esquina, era la casa del doctor Hermógenes Prado de gran figuración militar, ya que Leonardo Argüello en sus 27 días, lo hizo inspector general del ejército. Prado cayó en desgracia y se retiró a su profesión de médico, era lector de los clásicos franceses y un doctor acertado y humano. Aura, su hija, se casó con Kaffar Argüello, Claudia con Sergio también Argüello, Mario emigró a los Estados Unidos, Sergio era amante del boxeo y enseñó a su hijo a ser boxeador y Julita, una bellísima persona, ya un poco mayor se entregó al servicio de los necesitados, casándose con un moribundo para poder atenderlo en su gravedad. Una casa pintada de rojo blanco, donde se despachaban los camiones a traer el yeso de las Minas de Santa Rosa Del Peñón, fue destruida para construir el famoso edificio Cerna varias veces rifado y cuyo dueño siempre salía favorecido como ganador.

El general Vanegas hizo con sus hijos el Reparto San Juan, vivió por muchos años en su hermosa casa vecina al Club Chino, enfrente los Castellón, contiguo los Hernández de la farmacia en la calle Colón y enfrente la talabartería de los Martínez de Rivas. Una refresquería propiedad de la mamá de Bianca Jagger, quitaba la sed con sus frescos de cacao y semilla de jícaro hechos con especial sabor y en las propias manos de la progenitora de la famosa nicaragüense.

Las Barker eran sobrinas de Luis R Cerna y muy amigas de Olguita Argüello, preciosa joven de entonces, que contrajo nupcias con el tío de ellas . Verita Barker casó con un noble polaco en Nueva York con el padrinazgo del famoso Chato Lang, sin embargo el propio día de la boda, el auto que conducía a los novios, tuvo un choque fatal, falleciendo el novio y quedando viuda la Verita el propio día de su casamiento. Hacia el mercado, estaban los transportes Alfaro que cubrían rutas al norte del país, emparentados con los Somoza, Alfaro tuvo que ver con la muerte del primer Somoza, vengando a su hermano ex teniente de la G.N. quién cayó a manos de sus excompañeros de armas. Doña Auririta, era Ramírez Mairena de Masaya y manejaba la agencia de transportes. La Rosita Lacayo, y Berha su hermana, vivían en la casa de la azucarera, con sus hermanos Orontes y Rodrigo y toda una pandilla de menores que luego se trasladaron a Candelaria donde la Rosita fue elegida Miss Nicaragua.

Papayón- Alejandro Porta desde muy joven se entregó al comercio, en tienda Porta, donde cuidaba con esmero los intereses de la familia y le halaba las orejas a Alvarito su hermano, cuando quería toquetear la registradora. La Farmacia Jarquín Bonilla, de la mamá de los ponchines, quedaba en la esquina de enfrente. Don Salomón Farach, un libanés honesto y caballeroso, tenía una hermosa tienda contiguo. Donde fue la azucarera estuvieron los gemelos, que hicieron un gran capital adquiriendo propiedades muy valiosas junto a los mares de Rivas, emigraron con la guerra y rehicieron su capital ahora en Nueva York.

De regreso a Santo Domingo y frente a la Iglesia, paradójicamente vivían los Bernal, españoles republicanos y cuya padre fue sin lugar a dudas el español estrella de los inmigrantes. Maritere, una preciosa chiquilla con graciosas pecas, de hablar rápido y ojos de gacela que me robó el corazón y me hizo poeta, fue mi primera novia con declaración formal, un sí saleroso, españolísimo, me hizo felíz y aún lo recuerdo con la ilusión de mis once años y una sonrisa cada vez que viene a mi mente.

Los maestros de la construcción, Berroterán y Gaudamuz, eran de aquel barrio. Industrias de costura con buen crédito y factura eran los Bordados de Lolita Sánchez de Mercado y las camisas de Ana Julia Ubilla. También había cuatel y ventas de armas, cárcel y defensa de Nicaragua, pues al declársele la guerra a la Alemania de Hitler se estableció sobre la calle de Santo Domingo, La Defensa Nacional…”cosas veredes Sancho amigo”.

El Restaurante de la Chumila, en su época el mejor de Managua, se llenaba los domingos después de misa. Un italiano, don Domingo de Franco, padre de los hermanos de Franco, famosos ahora por hombres de finanzas, universidades y asesorías, fue santodomingueño. Los laboratorios Bengochea, mundo chino el de los famosos bistecs entomatados, el doctor Pallais dentista y político conocido, los importadores de vidrio de apellido Silva y doña Jenny Downing de Alaníz, madre de Enrique el abuelo también de mis nietas Erica, Kirsten y Rhían, fabricaba la repostería afamada por sus hamburguesas y deliciosos pasteles.

El edificio de los Aguirre Muñoz fue ocupado por la juguetería Gordillo, donde vivía doña Mercedes y su hija Merceditas. La Providencia se llamaba la fábrica de Cereales de la mamá de los Aguirre Baca, quién atendía con especial esmero a su dilatada clientela. La Repostería Alaníz su vecina y doña María su dueña, trabajaba con denuedo y vocación de servicio, Memo Lugo entonces estudiaba. Frente a ellos, la oficina de don Marcial Erasmo Solís padre de los payayos y abuelo del magistrado Payo Solís, forman parte de mis recuerdos.

Santo Domingo y sus alrededores era tan extenso, que un futuro artículo me hará recordar a los Villa Argüello, Pérez Zelaya, y tantos otros que se quedaron en el tintero.

La Prensa Literaria

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