- A mi padre, quién muchas veces fue encarcelado, torturado y dado por desaparecido, durante la dictadura somocista.
Me despertó el ruido de la lluvia
el vuelo presuroso de pájaros huyendo
la luz fuerte de un trueno en la distancia
y tu mano en mi frente diciéndome: tranquila, tranquila.
¿Era hoy, ayer, cuando estaba niña?
¿Soñaba o estabas conmigo padre mío?
Te oía cansado, como cuando te dio el infarto
y te hospitalizamos en el hospital Bautista
me pedías que te masajeara el pecho.
Pasé horas con mi mano en tu corazón
que aún siento palpitar en la cuenca de mí mano
como si fuera el corazón mío.
Pienso en mi vida enfrentada con fiereza,
en mi historia, en mi mundo, en el mundo de los míos,
y te veo en cada partícula de viento que nos sopla
en la certeza cierta que yo tengo
de que siempre estás conmigo.
¿Te acuerdas de cuando en compañía de mi madre
te visitábamos en la cárcel?
¿Cuando te buscábamos por meses, de cárcel en cárcel,
y no aparecías , y nos decían no te tenían, que estabas desaparecido?
Que días aquellos tan tristemente tristes
y cuando te liberaron , que te desmayabas a todas horas
y gritabas aterrado por las noches
y había que detenerte porque te levantabas de la cama
y corrías despavorido, queriendo huir de algo o de alguien
y había que inyectarte y se pensó que habías enloquecido
Es que las torturas de la dictadura
volvían y hacían guiñapos a los hombres
y ponían en sus manos las vidas hechas pedazos
como un espejo roto que de pronto vio el mar
y se tiró al vacío.
¿Te acuerdas cuando vos loco de susto
me fuiste a buscar a mi primera manifestación de protesta
por el asesinato de los estudiantes del 23 de julio?
Era el primer o segundo aniversario , no recuerdo bien,
llegó la guardia y con bombas lacrimógenas y culatazos
deshizo la manifestación.
¿Tendría yo unos quince años?
Y de pronto te vi en medio de la multitud
buscándome, llamándome a gritos
aterrado, miedoso de que me hubiera pasado algo.
Como te entiendo ahora que tengo a mis hijos.
En esos tiempos lo que hiciste me dio mucha vergüenza,
me escondí, te dejé solo y hoy que lo recuerdo
pienso que no he podido olvidarlo nunca
y se me acongoja el corazón
y me hace querer atrapar el tiempo con el puño,
retroceder, cambiar la historia
deshacerla con furia animal y tirarla al vacío
partir la noche de mis recuerdos
como en una fiesta con piñata ,
desbaratar los recuerdos y desnudarlos totalmente
que se queden como en un altar de pueblo
como en una estación de tren vacía
llena de fantasmas.
Perdóname, Perdóname , Perdóname, Perdóname
escucha el réquiem de mi alma compungida
el galope , el trueno, el latigazo
de mis tímpanos rotos
ante el canto fúnebre de los pajaritos
no me despiertes con tu silencio de sombras
apapáchame, dame un beso, abrázame, háblame papá
soy la sangre roja de tu sangre
que persigue desde la prehistoria
el ruido de tu corazón entre sus sueños.