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Horacio Peña. LA PRENSA/Fotoarte: M.L.González

Horacio Peña: La poesía está en las cosas

Dramaturgo, diletante, narrador con un permante diálogo entre el universo y la ciudad, Horacio Peña, hace una pausa para hablar de su poética, su visión del mundo y de Dios Horacio Peña, es un nicaragüense que migró hace 30 años a Estados Unidos. Es profesor de la Universidad de Austin, de Huston-Tillotson, y algunos veranos […]

  • Dramaturgo, diletante, narrador con un permante diálogo entre el universo y la ciudad, Horacio Peña, hace una pausa para hablar de su poética, su visión del mundo y de Dios

Horacio Peña, es un nicaragüense que migró hace 30 años a Estados Unidos. Es profesor de la Universidad de Austin, de Huston-Tillotson, y algunos veranos en Defense Language Institute, Monterrey, California, donde imparte clases de español, literatura y cultura en general y orienta a sacerdotes episcopales que trabajarán con congregaciones hispanas.

Hace unas semana, compartió su experiencia de poetas en un recital en Managua en el Instituto de Cultura Hispánica, ahí habló de su poesía y los temas religiosos que aborda, su relación con Pablo Antonio Cuadra, su paso por el periodismo en el diario La Prensa como “mal reportero”, sus años rodeados por curas y jesuitas que de alguna manera lo han influenciado en su diálogo permanente con Dios.

Autor de versos memorables; “Dios, vendido por treinta monedas,/porque Él es una mercancía fácil de comprar,/fácil de vender”, Horacio Peña, además de versificador es dramaturgo, y narrador, doctor en literatura, diletante, ganador del Premio Rubén Darío en 1967, y con un largo currículum literario sobre publicaciones en México, Ecuador, El Salvador y Costa Rica, a lo que se suma la traducción al portugués por el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade de su texto; Canto para poner a Dios de moda.

¿Cómo vive la poesía?

No vivo las 24 horas dedicadas a la poesía, porque doy clases en la universidad y trabajar en una cosa que no sea la literatura lo distrae a uno. Siento que trabajar en otras cosas, me ha quitado tiempo para dedicarme más a la poesía. Pero la vivo la poesía en las cosas de todos los días.

¿Cómo se manifiesta su despertar poético?

Me considero un poeta tardío, comparado con el resto de poetas nicaragüenses, mi primer poema lo escribí en 1971, cuando tenía 24 años, pero acá en cambio habían otros de mi edad escribiendo poesía. Mi despertar poético fue cuando trabajé en La Prensa, cuando Pablo Antonio Cuadra era su director y manejaba La Prensa Literaria, yo miraba que llegaban muchos jóvenes a visitarlo a la redacción, a dejarle sus poemas y sus cuentos, creo que ese fue el toque que me dio la vida, y ahí empecé a descubrir mi relación con las letras.

¿Qué recuerda de esa relación con el poeta Pablo Antonio Cuadra?

Para mí la relación con Pablo fue una de las mejores que he tenido. Recuerdo cómo fue cuando llegué a trabajar en La Prensa, y hablé con Pablo, así fue como me quedé a trabajar como reportero, iba en una moto con el fotógrafo Manuel Salazar, reporteando en los hospitales, la Policía, la nota roja, artículos económicos, fui un mal reportero, hacia en aquel momentos “pinochos” cuando miraba que los demás hacían reportajes de dos y tres páginas, ante eso estaban mis pocas habilidades para ir a la calle y traer buenos trabajos, así que PAC me dijo; no te preocupes que Adolfo Calero Orozco, va a dejar su columna y quiero que vos la asumas en el periódico y me dijo vos te vas a encargar de la Vitrina de Periódicos, que era una especie de columna donde se comentaban los libros y los eventos culturales más importantes del momento, así duré un año y medio.

También así nació mi interés por cine, hablaba de las películas, sugeridas las primeras por Pablo, de manera que fue creciendo mi amistad con él y mi interés por las letras.

¿Hablando del cine, sus poemas están influenciados por este género y también por el teatro?

Claro que sí. Socorrito Bonilla me dijo que quiere llevar a escena una de mis obras teatrales, El Sepulturero, y otro alumno me dijo que quiere llevar este monólogo al aire libre. Me gustaría volver al teatro. También la pintura está presente en mis versos, en mis viajes a España y otros países que he recorrido, los museos, podes encontrarlo en mis viajes, mi amor a la pintura es único.

¿Los poemas que hace ahora tienen que ver con cine y pintura?

Casi todos están enmarcados en la pintura, la manera como están hechos. No estoy hablando sobre los pintores sino sobre la técnica, la improvisación que esta presente en la pintura, pero no de pintores.

¿Su poética tiene presente lo religioso?

Lo metafísico y lo religioso viene de mi experiencia y mi formación educativa, estudié con los hermanos cristianos desde cuarto grado, después en Estados Unidos estudié con los padres de la Santa Cruz, después está mi relación con los jesuitas en la Iglesia Santo Domingo, ahora en Austin estoy dando clases en un seminario episcopal, mi vida ha girado alrededor de lo religioso, todo mi contacto con ese mundo despertó en mí, esa clase de poesía religiosa.

¿Persiste un diálogo permanente con Dios?

Así es. Hay una gran parte de mi poesía que es lo religioso, hay un poema que se llama Canto para poner a Dios de moda, escrito en 1961 en la edición número dos de El Pez y la Serpiente y fue traducido por el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade , también está traducido al alemán y algunos de los críticos nicaragüenses consideran que es un poema novedoso, porque está lleno de un lenguaje publicitario de ese tiempo. Está en mi libro La Soledad y el Desierto publicado en 1970.

¿Con toda la fragmentación social y los derechos al libre pensar cree que su poesía disguste por abordar lo religioso?

Pasa una cosa muy interesante en los Estados Unidos, según las últimas noticias hay un renacimiento sobre la idea de Dios aun después de que se dijo Dios está muerto después de Nietzsche y en 1960 cuando aparece la famosa portada en el Time donde se dice Dios ha muerto, pero ahora en los Estados Unidos hay un gran renacimiento de las ideas religiosas.

En Nicaragua hay una gran cantidad de iglesias, no solo la católica sino de varias tendencias, por lo que veo en los periódicos, en las conversaciones con la gente cuando estoy en mis visitas, percibo que las situaciones trágicas en un país despiertan en el pueblo un sentido religioso como único asidero de la fe, también puede pasar lo contrario que situaciones desesperadas, nos lleven a pensar que Dios no existe y pensar que si Dios fuera bueno no permitiría tanta maldad y cosas feas en el mundo como la pobreza.

¿Tiene conocimiento de cómo es vista la poesía nicaragüense en los Estados Unidos, se tienen noticias frescas?

Hay una revista que se llama Hispamérica que sacó una antología de la nueva poesía nicaragüense, esto es un buen inicio. A veces las universidades promueven seminarios sobre Rubén Darío o recitales con Ernesto Cardenal o Gioconda Belli, son los poemas que más se leen sobre todo en los estudios de post grado, sin embargo creo que podría conocerse más. Por ejemplo ahora acaba de salir un libro interesante que es sobre Edna Saint Vincent Millay, el libro se llama Belleza Salvaje, es su autobiografía, ahí mencionan varias veces a Salomón de la Selva su amistad con poetas norteamericanos, está es una poetisa que tuvo una relación amorosa con Salomón. En su tiempo fue muy reconocida como una grande, era una poeta rebelde que inició toda una novedad en la poesía norteamericana, en esta biografía se van hacer referencias a las famosas cartas que Salomón le escribía a Edna, quien lo llamaba “mi muchacho español”.

La Prensa Literaria

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