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El perpetuo socorro

El Barrio del Perpetuo Socorro se iniciaba detrás del Campo Marte y se extendía hacia El Caimito. Vecino del Instituto Pedagógico de Managua y del Colegio Monseñor Lezcano, la obra social de los Hermanos de la Salle. Hacia el norte me he tomado la libertad de llevarlo hasta la Calle 15 de Septiembre, o sea […]

El Barrio del Perpetuo Socorro se iniciaba detrás del Campo Marte y se extendía hacia El Caimito. Vecino del Instituto Pedagógico de Managua y del Colegio Monseñor Lezcano, la obra social de los Hermanos de la Salle. Hacia el norte me he tomado la libertad de llevarlo hasta la Calle 15 de Septiembre, o sea desde la Ferretería Medina, pasando por la Camisería Récord, la miscelánea de doña Yelbita Icabalceta, la luneta del Tropical y desde luego la popular Cantina de La Crucita con su roconola y las canciones de Los Panchos. La Sastrería Rocha, la Mueblería Elizondo, la casa de Ricardo Sánchez y su esposa Irma Rivers, la casa de Los Pallais, la Cantina de las Dos y Mediaque al pri ncipio eran cinco hermanas y se dividieron. La familia Orozco cuyo hijo fue muerto por la G.N. el papá del Capitán Cajina, la pulpería de las Paíz, la inolvidable Casa Salvo con sus puertas siempre abiertas, la Nelly Ortega y sus costuras, las Mayorga Delgado originarios del viejo Managua y Nagarote. Luis Fonseca Iglesias, abogado muerto muy joven, la casa desocupada de los Estrada Chaparrones, que nos la alquilaban los fines de semana para hacer nuestras pequeñas fiestas a los chavalos del barrio. Hacia la montaña La Flota – Cantina y Billares, Don Carlos Sequeira- el fundador del Hielo Sequeira, las Uriarte y su Ferretería, la pulpería de las Sotelo y su hermano Casimiro enfrente. Doña Adriana Xatruch de Labró y su formidable juego de espejos, sucede que yo “jalaba”con su nieta y la señora, estratega, como buena descendiente de altos militares insertos en la historia de Nicaragua, hizo colgar una serie de espejos que en su colocación se reflejaban uno sobre otro, desde donde solíamos sentarnos, hasta el corredor de su casa, donde ella se entretenía tejiendo pañuelos y vigilándonos cuidadosamente, cada vez que nos tomábamos de las manos, los besos se escapaban de realizar, mientras la viejita se componía la garganta y ahí terminaba el intento por el truco de doña Adriana.

Vecinas también estaban “las empolvadas” unas señoras, altas, distinguidas, ya mayores, creo de apellido Coussen. Las Cortés que eran tías de Hugo Sarriá, mi tío Leopoldo Sánchez y mi comadre la tía Chabelita, en la misma manzana el doctor Carlos Irigoyen, sus hijas Angelita, ahora de Argüello, Bertha de Mendoza y Carmen de Alvarado.Vecino a esa casa el periodista Oscar L Montalbán entonces ex cadete, y enfrente, la famosa panadería de doña Tula García, mamá de “Cositas Sueltas” y del Fat, locutor y radiodifusor, dueños de la “Unión Radio” y socio de Meza Lira, doña Tula tenía propiedades grandes en esa zona y su familia era dueña también de haciendas al otro lado del lago. En la Calle del Trébol, también estaban los García, casi todos ellos abogados de origen granadino, Los Sandino de Popeye, las Bourulet parientes de los Horvilleur, las Mercado, una de ellas casada con el doctor Carasquilla, cuy hija es una de las mujeres nicas mejor casadas en los Estados Unidos, nada menos que con uno de los Gallos productores del vino californiano famoso en todo el mundo y quién hizo construir una casa especial para sus suegros. Horacio Rodríguez y sus hermanos, los Bermúdez de las lámparas y hacia arriba, Los Guerrero hijos de Julián N, a propósito la Esperancita hoy viviendo en los Estados Unidos, bien casada y mujer profesional de éxito. Los Arnesto en la casa esquinera de enfrente. La Rosita Arnesto tiene un hijo médico de mucho prestigio. Sobre esa calle estaban los Meniccucci de la primera tabacalera que hubo en Nicaragua, don Tino, el papá de Tino Loco que de boxeador pasa a ser adivino y se radica en Masaya.

Don Pedro Rivas, hijo de don Anselmo, y papá de Pedro, Olga y Bertha- los que recuerdo- don Pedro era el dueño de los juegos eléctricos para niños que se ponían en todas las fiestas patronales, y la gente lo identificaba como “el de los caballitos”.

Los Bernheim de don Eduardo que fue alcalde de Managua, los Renner vivieron en una época contiguo a doña Nelly Guilke y su esposo Castro Silva que llegó a ser Contralor de la República. Vecinos también los Villavicencio, don Camilo Horvilleur, Goyito Martínez hijo de Don Bartolo,el Chop suey internacional, la Casa Liliam, que era la Chancillería, la Grace Company, las Salvatierra, Los Murillo,el doctor Navas, el Olio Sasso, la Casa Mc Gregor, la Casa Pellas y el Club Terraza y desde luego F y C Reyes, que originalmente estaba en otro sitio y eran los socios de Mántica y Reyes.

Regresando al vecindario, hacia el lago de la Casa Liliam estaba la Joyería Morlock y en la l5 la Mamenic Line, también en un edificio de varios pisos los Muebles Modernos y hacia la montaña la mamá de Carlos Malespín y después la refresquería de la madre de la Bianca Jagger en su segundo local. Los Tunermann Bernheim, los Porras- una encantadora familia. El doctor Henry Debayle, buen cirujano- maestro de varias generaciones de médicos y padre de dos bellas mujeres, Marta y Melba. José su hijo fue gestor del INCAE para Nicaragua, buen banquero y ahora dedicado a las cosas del espíritu. Los Gutierrez Sacasa y doblando hacia el correo viejo, los Valle, el ñato Ortega- narizón por cierto- y que nunca regresó de los Estados Unidos. También eran vecinos, “los tuyos, los míos y los nuestros”, familia muy apreciada los Marenco-Sediles, cada quién viudo y con hijos y luego padres de Alvaro con exitosa carrera a nivel internacional en el área de seguros.

Cambiando de rumbo estaban los Bunge- Riguero con su bouquet de hijas, Ileana de Sengelmann, Christian de Marín y Thelma viviendo desde hace muchos en Miami y los varones Alfredo y Martín, la familia más solidaria que he conocido, encabezada por don Alfredo y doña Blanquita. Míster HIT era Ernesto Bunge, cronista deportivo del diario La Noticia de don Horacio Pérez, por años el periódico más leído de entonces. El doctor Francisco Gutiérrez, ya anciano, llegaba a hacerle la visita a su novia doña Lolita Wells, y los dos viejitos enamorados, siguieron hasta el fin de sus vidas sin llegar al altar. Margarita Meléndez suegra de Cairo Amador, era del Pepetuo Socorro, como también los Favilli, los Picasso, Juan Ramón Aviléz quién estremecía a Somoza García con sus editoriales desde su periódico. Doña Blanca Toruño, el doctor Victor M. Godoy Baca, abogado del Banco Central, doña Luisita de Pérezalonso, madre del P. Pérezalonso fundador de la UCA, gestor de la Monumenta Historicae y primer rector de la Ibero de México. Los Porras Quico y Guillermo médicos y personajes. Don Porfirio Pérez y su Cruz Roja, químico y aceitero. Don Victor M Delgadillo que formó al “pollo” Richard Laudardale, sobrino de Gratus Hafftelmayer el inolvidable cronista de Managua.

Los Ibarra Rojas, Las Vogel, Thelma, Loti y Perla y sus hermanos, el exitoso Ramiro, el recordado Germán y el industrioso Johnny. Los Frizel, Toñito Lacayo, los Argeñal, el doctor Modesto Valle, don Chicho Lacayo Pallais y doña Blanquita con René, María Esperanza de Argüello y Luis Lacayo D. Vecinos un poco más lejos, los Ubieta, los Diablos Zelaya, Tito Guerrero y Will Estrada todos jugadores de fútbol. Cerca “La Riviera” era el lugar predilecto para tomar refrescos sabrosos hechos por la mamá de los Meza.” La Última Joya” era la funeraria del vecindario, una vecina muy conocida, pasaba todos los días por la funeraria, diciéndoles- vayan maquiando bien mi ataúd que ya estoy sintiendo los repelos. En esa zona, ya por el Colegio Bautista empezaron a hacer casas muy buenas, como la de don Julio Cardenal y doña Indiana, casa grande para familia grande.

Los Lacayo Montealegre, Róger Lacayo, Polo Sánchez y la Chayito Coronel, los López, Jorge Isaac Montealegre, Manuel Lacayo Terán con su Edificio Venezuela, el Coronel Camilo Barberena, doña Margarita Debayle, la Liliam Molieri, la Quinta Cardoze y otras residencias de personas importantes, como Julio Martínez.

El Tropical y el Cine Darío era los sitios de recreación, en el primero ví el estreno de Casa Blanca y en el segundo me le tuve que “ declarar” en nombre de mi mejor amigo que estaba con topa,y no pudo ir al cine, a una agraciada jovencita. Al regreso de la función mi amigo Ulises, me llamó inquieto para preguntarme si la chica lo había aceptado, apenado no tuve más que decirle, te aceptó y vieras que romanceada le pegaste…

La Prensa Literaria

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