Por Marianela Lacayo
asesora de imagen
La tendencia de llevar las uñas con diseños, motivos y aplicaciones se ha popularizado en los últimos años, basado en una moda que algunas celebridades japonesas pusieron en tendencia en los años noventa y que se expandió hasta América.
Sin embargo, la historia nos cuenta que este gusto por el “Nail Art” surgió hace 5,000 años en India y China como parte de su estética. También hay información de que los Incas llegaron a dibujar paisajes enteros en sus uñas o que en el antiguo Egipto, con los diferentes colores en las uñas, se distinguían las clases sociales, siendo los oscuros para clase alta y los más claros y neutros para la clase baja, algo que utilizó también en el siglo XVIII la nobleza británica.
Actualmente se dice que esta tendencia está en pleno retroceso, pero si eres de la que aún la usará en 2014 es importante que comprendas que los estilos personales no siempre son adaptables a todos los ámbitos. Este es un estilo casual y de fiesta.
En el medio laboral no es correcto llevar las uñas con dibujos y diseños, mucho menos aplicaciones 3D, ya que es una de las partes del cuerpo que permiten mostrar pulcritud y salud al igual que las manos, dientes, labios, ojos, cabello y la piel en general.
Es por eso que las uñas deben llevarse en cortes de pequeño a medio, bien cuidadas, con esmalte transparente, tonos naturales como beige, crema, marfil y rosados pasteles u otros colores que permita el código de imagen de la empresa.
En actividades donde la etiqueta requiera de mucha elegancia tampoco estas manicuras son aceptables.
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