Un experimento sometió a un grupo de personas al dolor del agua helada . Aguantaron más tiempo aquellos a quienes se les permitió gritar, especialmente si decían palabrotas . Muchos otros animales lloran, gruñen o chillan cuando algo les duele. Desarrollamos el instinto de gritar por tres razones principales: la primera es espantar a un posible atacante , la segunda, advertir a otros de un peligro , y la tercera, atraer la atención . Así, una respuesta sonora al dolor podría ser consecuencia de la evolución de estructuras ancestrales de nuestro cerebro.
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