En su mensaje de Cuaresma los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua resaltan el carácter bíblico de su misión y de su servicio. Hablar es una exigencia del amor, “creemos, por eso hablamos”, (2 Cor 4,13), y es fruto de la respuesta al amor del Señor, pues “el amor de Cristo nos apremia”, (2 Cor 4,14). El mensaje se centra en un aspecto fundamental de la vida cristiana y de la moral cristiana, como es “la fe que actúa a través del amor”, (Gal 5,6). El tema escogido para este mensaje pertenece directamente a la esencia del cristianismo. Otro aspecto bíblico que se destaca en el mensaje, es que los obispos recuerdan la centralidad que debe ocupar el ser humano en todas las esferas de la vida humana: religiosa, social, política y económica. Para Jesús lo que cuenta es la persona: “El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado”, (Mc 2,27). En este sentido los obispos hacen un recuento del magisterio de la Iglesia y de los papas que promueven y defienden la centralidad de la persona humana en los proyectos de Dios y la vida social, como lo dicho por el papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma del 2015: “Nos olvidamos de los demás, algo que Dios Padre no hace jamás. No nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen”.
Ante la realidad nacional, los obispos han detectado como un mal grave la poca sensibilidad frente a los problemas que agobian a los nicaragüenses y en particular de los más pobres: “Actualmente percibimos con preocupación que en nuestro país vamos perdiendo poco a poco el sentido de las personas y estamos permitiendo que por el desinterés y las ambiciones desmedidas, por intereses egoístas y mezquinos o por miedo, la realidad social se nos está yendo de las manos”, (nº 6). Señalan como preocupante una forma de hacer política en el que parece contar poco la cercanía al pueblo, el interés por resolver sus problemas reales y tomar en cuenta sus expectativas y opiniones; la presencia de grupos armados; el acostumbrarse a actos de represión y de violencia criminal con claros matices de terrorismo, que han enlutado y puesto en zozobra a muchas familias y comunidades de zonas rurales (cf. nº 7). Más en concreto, los obispos recuerdan que los grandes proyectos deben estar al servicio de las personas y del bien común. Y para ello señalan algunos criterios fundamentales como el “de la responsabilidad de quienes lo promueven, primero ante Dios y ante la propia conciencia, pero también ante los pobres, ante las generaciones futuras y ante toda la humanidad” (cf. Caritas in veritate, 48) (cf. nº 9).
Finalmente, los obispos advierten del peligro que significa poner el dinero por encima de la persona. Recuerdan la enseñanza de Jesús sobre el dinero; y nos previenen de la excesiva preocupación por la riqueza, ante el punto de convertirse en un ídolo. Y, a nivel político y social, señalan que se debe superar la mentalidad que concibe al Estado como un organismo administrativo cuyo objetivo principal es la de facilitar el bienestar de los mercados financieros y el crecimiento del gran capital. En conclusión, los obispos nos invitan en esta Cuaresma a ponernos en camino de liberación frente al ídolo del dinero, acogiendo el don del amor de Dios, para comprometernos a vivir según el Evangelio, con la fuerza de “la fe que actúa a través del amor” (Gal 5,6), convirtiéndonos así en “islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia” (Mensaje de Francisco para la Cuaresma 2015).
Dentro del contexto de la vida social y política del país qué significado tiene para ti el pasaje evangélico “El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado” (Mc 2,27).
Ver en la versión impresa las páginas: 2 A