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¿Feliz aniversario?

Los seres humanos obtenemos gran tranquilidad en la rutina. Saber qué va a pasar, para dónde voy y qué se espera de mí, nos da una gran sensación de seguridad. Todo este paraíso rutinario se altera durante las fiestas. Hay muchas películas de Hollywood que nos advierten de este fenómeno, el estrés de las fiestas.

Los seres humanos obtenemos gran tranquilidad en la rutina. Saber qué va a pasar, para dónde voy y qué se espera de mí, nos da una gran sensación de seguridad. Todo este paraíso rutinario se altera durante las fiestas. Hay muchas películas de Hollywood que nos advierten de este fenómeno, el estrés de las fiestas.

En el caso de las relaciones de pareja hay dos fechas especialmente estresantes en este sentido; el día del aniversario y el fatídico Día de San Valentín. Aquí de nuevo sale Hollywood a relucir. Tanta película con Meg Ryan nos ha llenado la cabeza con expectativas que es muy poco probable que se cumplan. Pero, si este es el hombre de mi vida, ¿cómo es posible que no sepa exactamente lo que yo quiero?

Y aquí entramos en un dilema: por una parte, quiero la reproducción exacta de aquella escena de “Kate and Leopold”, donde ella, una mujer moderna (como todas nosotras) regresa de un ajetreado día de trabajo y se encuentra con que su príncipe azul (de la era victoriana, que es la única época en la que existieron, muy a nuestro pesar) le tiene organizada una romántica cena a la luz de las velas y bajo las estrellas. Y por otra parte, quiero que todo esto se le ocurra a él. Porque si se lo digo directamente pierde la magia. ¡Qué no daríamos porque nos leyera la mente!

En estos casos, lamentablemente, toca decidir qué es más importante y qué prefiero: la espontaneidad o una escena predeterminada. Si voy por la espontaneidad, entonces me tengo que dejar llevar y lograr recibir lo que la otra persona quiera y pueda darme y tomar el riesgo de que eso incluya la nada (sí, NADA). Si lo que quiero es algo específico y eso específico, ya sé que no se le va a ocurrir a la otra persona, pues tengo que soltar la espontaneidad y darle la receta como de cocina.

No se puede tener todo en la vida, pero sí podemos escoger cómo queremos pasar nuestros días especiales.

Nosotras

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