Después de casi un mes de haber sido coronada como la representante de la belleza nicaragüense para el 2014, Marline cuenta el porqué concursó hasta los 26 años, después de dejar en pausa dos puestos de trabajo y sus estudios en Estados Unidos, para seguir su sueño de concursar en Miss Nicaragua.
¿Cómo es Marline?
Vivo alegre, me gusta reírme bastante, trato de no tomarme todo en serio, pero soy lo suficientemente madura como para poder asumir mis responsabilidades y cumplir con ellas.
Y tus defectos serían…
Muchos… (risas). A veces me frustro muy rápido, siento de que soy muy hiperactiva y quiero las cosas ¡ya! Por ejemplo cuando me toman una foto, quiero de una vez que quede linda. Además, tengo mi carácter, no me gusta que me falten el respeto o a otra persona.
Te enojás rápido entonces.
(Risas) Sí, un poquito.
¿Y cómo sos cuando estás así? ¿Alguien a quien tenerle miedo?
No para nada. Soy seria solamente. Me callo y todo mundo me pregunta ¿qué te pasa?, ¿qué te pasa? Es un momento en el que necesito que me den mi espacio.
¿Tus mañas?
Tengo muchas.
Una…
Me como las uñas.
¿Qué tal con la pereza?
No entra en mí, para nada.
Tu pecado.
Silencio… (Risas). Un pecado, para mí es algo que no podés hacer (…). En este momento creo que eso es comer mucho.
¿Cómo entraste a este mundo de Misses?
Yo la verdad, quiero ser presentadora de televisión. Participé en Nuestra Belleza Latina, porque lo vi como una oportunidad para entrar en el medio. Pensé que a mi edad, con una carrera completa (Administración de Empresas) y otra en curso (Comunicación), era el momento oportuno.
¿Y qué hacías antes de eso?
Vos sabés que no siempre se sabe lo que querés hacer. Buscás y buscás, estudiás y seguís buscando. Tenía dos trabajos y además estudiaba. Era gerente de una empresa, yo hacía los cheques, mantenía la contabilidad, tenía personal a cargo etc., es decir, he tenido experiencia siendo gerente de una compañía, pero nunca sentí que amaba eso. Entré a estudiar comunicación pero lo dejé en pausa al entrar en los concursos. Fue cuando me di cuenta que cuando estoy frente a una cámara, sí digo ¡wow!, esto es lo que me gusta.
Sos una chavala que estudia y trabaja al mismo tiempo. ¿Te ha costado acostumbrarte a ser una Miss además de eso?
Sí. Es raro todavía. Yo voy al gimnasio, por ejemplo y me dicen ¡felicidades! El trato también cambió, tenés como a diez personas dirigiéndote. En un día te cambiás como cinco o seis veces, son diferentes accesorios, diferentes peinados, zapatos, maquillaje, a veces hasta es un poquito frustrante. De hecho, no es algo que solo las Misses viven, la misma doña Karen (Celebertti) el día que fuimos a Chichigalpa, cuando le estaban arreglando el pelo, llegó un momento en el que dijo: ¡Yaaaa, suéltenme! Eso pasa cuando las actividades son seguidas, cuando ves, llega otro evento y entonces te sentís como que… (suspiro)… todo empieza de nuevo…
Hablando de tu visita a Chichigalpa ¿dejaste un amor perdido por allá? Alguien te dijo te amo y vos respondiste “yo también”, ¿cómo fue eso?
(Carcajada). Es que me gusta bromear y que se sientan bien conmigo. En ese momento sentí lo lindo que es que te acepten, el recibimiento en Chichigalpa fue bello. Sentí el amor, sentí el cariño. Y fue eso nada más, ese “yo también”, me nació decirlo.
En este caso el piropo digamos que te agradó. ¿Siempre son así de lindos los cumplidos que te hacen en la calle?
No suelo andar en la calle mucho sola (ríe). Y es cierto, a veces no es lo que digás, sino como lo decís. Ese “te amo”, fue con todo el respeto del mundo, entonces mi reacción inmediata fue responder alegre y decir “yo también”. Porque no fue así como que “estás buenísima”, eso es machista, una falta de respeto. A veces los hombres se pasan y no saben cómo darle un piropo a una mujer, hay comentarios que se escuchan en la calle que no me parecen lindos.
¿Pero te gusta que te piropeen o no?
No tanto.
¿Y qué le dirías a los que suelen ofender a las mujeres con su manera de dirigirse a ellas?
Que sean más respetuosos. Salieron de una mujer, y deben valorarlas y respetarlas como tal. Las mujeres somos mucho más que una cara bonita.
¿Vos sos más inteligente que bella? o ¿al revés?
Inteligente. Una cara bonita a los 40 o 50 años ya no va a existir. Lo que queda es tu inteligencia, lo que has hecho por tu país, lo que has hecho por la humanidad, o lo que vas a heredar al mundo. Siento que mientras más sabés, más valés, eso aplica en absolutamente todo. Soy inteligente y tengo educación todo gracias a mi madre que se preocupó siempre porque yo estudiara.
Pero, ser bonita también te abre puertas…
No necesariamente. Eso no lo creo. Yo he trabajado por todo lo que tengo. Nadie me ha dicho, sos bella, tomá un carro. O cosas así. Uno tiene que trabajar por lo que quiere, debe buscar cómo defenderse sin depender de alguien más o de su propia belleza.
Ya para finalizar, ¿qué esperás de Miss Universo?
No prometo corona, porque no voy a cometer este error. Pero sí quiero llegar a un top. Si Dios quiere y todo sale bien, clasificará Nicaragua de nuevo.
¿Y te vas a cambiar algo antes? ¿Alguna cirugía?
(Risas). Sí, me van a hacer los senos.
Yo los quiero un poquito más pequeños y vamos a ver si eso se puede hacer.
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