Doña Violeta, imperecedera
Algunas veces, recordar es mirar hacia atrás; otras, volver a vivir. La vida nos facilita la posibilidad de evocar con cariño momentos y personajes mezclando sensaciones revestidas de admiración, respeto y reconocimiento. Es lo que nos ocurre con doña Violeta Barrios viuda de Chamorro, quien con total patriotismo asumió la responsabilidad de tomar las riendas de un país estremecido por una serie de peligrosas divergencias, obligando a un inesperado cambio de mando contrariando las encuestas.
En el cumpleaños 87 de esta valiente mujer que, aferrada a la inspiración transmitida por su esposo, el doctor Pedro Joaquín Chamorro, Mártir de las Libertades Públicas, tomó la determinación de ofrecer su esfuerzo y utilidad para la restauración de la paz con el necesario desarme, la búsqueda infatigable de la reunificación de la familia nicaragüense, el intento de darle forma a la institucionalidad, la reconstrucción de la economía, entre otras medidas muy positivas que tomó y hoy benefician a nuestro país.
La Nicaragua en la que estamos viviendo también ha sido posible por el aporte que ella brindó durante una etapa muy complicada, moviéndose hacia adelante entre fuertes cuestionamientos y batallando con ambiciones personales y de grupos políticos. No hay forma de negarle reconocimiento a la gestión realizada por doña Violeta. La primera mujer electa democráticamente en América como jefe de Estado, demostró constantemente que los intereses del país estaban por encima de todo, con la sensibilidad de una madre, y la sabiduría y humildad de un ama de casa.
¡Qué difícil fue todo para la gobernante de llamativa sencillez y gran sentido práctico en la utilización de las diferentes asesorías! La aplicación de un programa de ajuste económico, liberar el mercado, la privatización de algunas empresas, el respeto a la propiedad privada, la amplitud de la libertad de prensa, la apertura de espacio para inversiones extranjeras, el plan de austeridad, las propuestas fiscales apropiadas, la finalización del Servicio Militar y otras medidas oportunas, fueron cambios que fortalecieron la confianza en el futuro inmediato.
Aquello fue como escuchar el sonar de las trompetas en la búsqueda de garantizar la cuota de estabilidad requerida para poder avanzar con paso firme, que gracias a Dios pudimos escuchar moros y cristianos con civismo y patriotismo, aunque no exento de fuertes confrontaciones. Pero que posibilitó el diálogo con todos los sectores y recurrir a consensos; fueron recursos que permitieron un buen funcionamiento en medio de las dificultades imperantes en aquellos momentos. Se trataba de acelerar el proceso de transformación democrática, logrando resultados estimables.
El legado de doña Violeta es imperecedero, lo cual le agradecemos profundamente quienes nos hemos quedado en este país para trabajar por la continuación de las transformaciones. Un largo camino que exige grandes esfuerzos como los que se están realizando exitosamente para beneficio de las nuevas generaciones. Ella nos ofreció una lección sobre la mejor forma de sembrar esperanzas dejando huellas para poder construir una patria mejor. En su cumpleaños, mirando hacia atrás con esa limpieza que siempre la ha caracterizado, debe sentir una amplia satisfacción por el esfuerzo realizado. ¡Felicidades!
Juan Carlos Zúñiga
Micronegocios e impacto ambiental
Esto de los estudios de impacto ambiental es un tema que debería de regularse, principalmente en los municipios. Por ejemplo, en algunas municipalidades del país exigen en demasía la presentación de un estudio de impacto ambiental aunque solamente se vaya a instalar una pequeña bodega (de unos 80 mt2) para el almacenamiento de granos, tales como: arroz, maíz, sorgo, etc. Lo más lastimoso es que de manera desvergonzada algunos funcionarios de turno manifiestan al solicitante que “conocen” a alguien que puede hacer el Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Ese doble rol que juegan algunos servidores públicos municipales permite el enriquecimiento ilícito de estos.
Claro está que no son tontos, ya que se encuentran protegidos con “normativas, ordenanzas y resoluciones” (referidas al estudio) de los concejos municipales de su circunscripción, quienes a través de estos instrumentos otorgan “legalidad” al asunto.
Igualmente, si la construcción es en la zona urbana surge otra traba con la presentación de un “permiso de construcción” entregado en el área de urbanismo, cuyo monto es calculado con el uno por ciento sobre el costo total de la obra, según Plan de Arbitrios vigente, Decreto. 455, publicado en La Gaceta Diario Oficial del 31 de julio de 1989.
La dinámica de exigencia sigue hasta por emprender un pequeño negocio con la presentación en las ventanillas de administración tributaria local de una “constancia ambiental” en cuyos montos algunas veces supera los tres mil córdobas. Asimismo deberá pagar la constancia de solvencia municipal, el impuesto de matrícula, el impuesto municipal de ingresos (IMI), impuesto de bienes inmuebles (IBI), tasas por servicio de recolección de basura (si lo recibe), cementerio (si es poseedor de un título a perpetuidad), e igualmente las tasas de aprovechamiento si hará uso de un bien municipal, tales como aceras, parqueos, etc. Todos estos pagos de obligaciones tributarias limitan el crecimiento de los micronegocios, en cuyo caso sus dueños empiezan a operar con capital de inversión de poco menos de dos mil córdobas.
Sin embargo, estos asuntos pueden ser conglobados y resueltos con la aprobación de políticas públicas, en materia de desarrollo e inversión de la gente emprendedora, obviamente no propongo rebajas y exoneraciones, sino mecanismos de rescate, ágiles en las formas de pago y/o años de gracia en la liquidación de las contribuciones, que sirva a estos como un respiro. Para hacer de la pequeña empresa un ente formal legalmente constituido; y anotado en los registros de contribuyentes municipales, a fin de ser sujetos de créditos ante las entidades microfinancieras.
Salomón Samuel Mendoza Suárez, municipalista.
Engaño a cafetaleros
Después de los ataques de la roya del café en las plantaciones del cultivo de hace algunos años, a algún genio del Gobierno se le ocurrió un plan para darle trabajo a algunos de sus amigos y creó un tal “plan de reconversión cafetalera” (no estoy del todo seguro de su nombre) para ayudar a los afectados por la enfermedad. Como todo el que tiene experiencia en café debe saber, no existe un plan mágico para evitar las plagas y enfermedades del cultivo, la mayoría de nuestros caficultores son personas con poca o nula escolaridad que lo que necesitan es el apoyo de técnicos con experiencia y honestidad que tengan la voluntad de ayudar. Los pequeños productores necesitan aprender a ser más eficientes, a conocer que la solución no es cambiar la variedad del café por una resistente a roya ya que en algunos ambientes estas variedades son muy susceptibles a otras enfermedades que pueden ser incluso más violentas que la roya, además de que la calidad de taza de los catimores deja mucho que desear.
Los precios actuales del café no pasan de 125 dólares en la bolsa de Nueva York lo que significa que el precio al productor estará entre 90 y 100 dólares, el costo de producción de cualquiera que sea un poco tecnificado está arriba de los 80 dólares o sea que cuando mucho los productores estarán obteniendo una ganancia de 10 dólares por quintal y actualmente el Gobierno le quita 2 dólares por quintal a los productores para pagar el plan antes mencionado.
Si la ganancia son 10 dólares por quintal y el Gobierno quita 2, los productores están entregando el 20 por ciento de sus ganancias para pagar por algo cuyo beneficio no se ha visto ni se verá, ya tenemos la experiencia de Unicafe que para mantenerlo se aportaban también dos dólares por quintal y los únicos beneficiados fueron los que tenían cargos en la institución donde uno de los actos más condenables fue la pérdida de la finca El Bonetillo, otrora centro experimental del café que actualmente está en manos de oportunistas cobijados por la sombra del dictador.
El promedio nacional de producción de café nunca pasó de 15 qq por manzana, lo que quiere decir que los productores más pequeños producen diez quintales por manzana o menos y por tanto su ganancia sería de unos 100 dólares por manzana, después de un año entero de trabajo de los cuales deben darle al gobierno 20 dólares sin recibir beneficio alguno. Si eso no es robo, entonces ¿qué es?
Dios salve a Nicaragua.
Walter F. Pineda Úbeda