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Mujeres al ataque

Carly (Cameron Díaz) es una poderosa abogada neoyorquina. Acaba de encontrar a un hombre con quien compartir su vida. Se trata de Mark (Nikolaj Coster-Waldau), un apuesto hombre de negocios que parece su pareja perfecta. Excepto por un detalle: está casado con Kate (Leslie Mann). Carly desconoce este detalle crucial. Tras descubrir la verdad en una visita sorpresa a la casa de su amado, rompe la relación. Pero la historia no ha terminado. Al día siguiente, la esposa invade su oficina. Quiere explicaciones. Quiere una amiga. Y quiere venganza.

Por Juan Carlos Ampié.

Carly (Cameron Díaz) es una poderosa abogada neoyorquina. Acaba de encontrar a un hombre con quien compartir su vida. Se trata de Mark (Nikolaj Coster-Waldau), un apuesto hombre de negocios que parece su pareja perfecta. Excepto por un detalle: está casado con Kate (Leslie Mann). Carly desconoce este detalle crucial. Tras descubrir la verdad en una visita sorpresa a la casa de su amado, rompe la relación. Pero la historia no ha terminado. Al día siguiente, la esposa invade su oficina. Quiere explicaciones. Quiere una amiga. Y quiere venganza.

Durante años, Leslie Mann ha tenido papeles vistosos pero secundarios en las comedias de su esposo, el director Judd Apatow. Tiene una presencia notable y gran instinto cómico, pero sus películas han sido el show de los hombres. Aunque aquí también el matrimonio define su identidad, tiene tiempo y cámara para desarrollar su personaje, así como forjar una interesante relación con Díaz. Las actrices tienen buena química, y le dan credibilidad a la antojadiza premisa.

Lamentablemente, las reglas de la comedia contemporánea pronto contaminan el ambiente. Un gigantesco perro mastín defeca en el prístino apartamento de Carly, en una toma que no deja de ser grotesca por ser generada por computadora. Para ese entonces, ya Kate había vomitado borracha en su bolso. Las humillaciones que preparan para Mark incluyen diarrea explosiva, y dolorosos episodios de “comedia física” que lo harán sangrar. Estaba tan asqueado que olvidé reír. La escatología es un recurso cómico válido, pero su abuso es otra manifestación de la infantilización del cine comercial.

Otro síntoma de esa enfermedad reside en el desprecio por los personajes. Estamos supuestos a aceptar a Carly como una mujer profesional, independiente, segura de sí misma e inteligente. Lo hacemos. Y entonces, la película la hace pasar por stripper para contentar a su novio. Kate es dibujada desde el principio como un anacronismo, la mujer que se queda de ama de casa para que la familia “se enfoque en la carrera del marido”. Es la “esposa desesperada”. La inteligencia que proyectan las actrices crea disonancia con las acciones de sus personajes, actuando con estupidez contradictoria.

El director Nick Casavettes es hijo de John Casavettes, quien llevaba una carrera esquizofrénica. Trabajaba como actor de Hollywood para pagar las ambiciosas películas independientes que dirigía con un grupo de actores amigos, que incluía a su esposa Gena Rowlands y a Peter Falk. Sus películas, como Una mujer bajo la influencia (1974), pertenecen al canon de lo mejor del cine norteamericano. Es irónico que su hijo desarrolle su carrera en el espectro opuesto de la industria… y que probablemente sus películas recauden más dinero que los clásicos del padre. No hay nada malo en apelar a la taquilla, pero sí se agradecería un toque más fino.

Este producto eminentemente comercial arma el reparto con un ojo en la demografía. La cantante Nicky Minaj debuta como secretaria respondona, ¡que venga el público joven! Don Johnson es el viejo zorro padre de Carly, ¡que vengan los nostálgicos que rayan en la tercera edad! Hay varios montajes con canciones de empoderamiento femenino de los ochenta: un “cover” de Love is a Battlefield , de Pat Benatar, y por supuesto, Girls Just Wanna Have Fun, de Cindy Lauper.

A pesar de sus pretensiones de empoderamiento, la película perpetúa estereotipos nocivos: tenemos chistes sobre “pasivas” mujeres asiáticas; un poco de transfobia y la clásica “rubia tonta”. La insidiosa idea de que una mujer siempre necesita un hombre se reafirma alineando intereses románticos para casi todas las involucradas. Parece que el feminismo no dio para llegar al final.

Sección Domingo ataque Cameron Díaz mujeres

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