Ernesto Medina es el cuarto de 13 hermanos. Está casado, tiene dos hijos y un nieto. Nació y creció en León y su ilusión siempre fue la de ser un científico investigador. Le teme a irse “sin pena ni gloria” y cree que solo en una pesadilla podría ser presidente.
¿Cómo es Ernesto Medina?
Una persona tranquila, reflexiva. No soy conformista, odio la mentira y la mediocridad.
¿A qué le teme?
Mi mayor temor es morirme y pasar por aquí, sin pena ni gloria.
¿Es coqueto?
Mi esposa dice que sí (risas).
¿Fuma, bebe o baila pegado?
No fumo. Bebo una copita de vino. Sí me gusta bailar pegado, aunque no lo haga muy bien.
¿Es humilde?
Aparento (risas).
¿Sabe cocinar?
Sí. Soy como los pintores, ahorita estoy en mi etapa de cocina tailandesa.
¿Regala rosas?
Sí, rojas intensas.
¿Algo más caro?
Como buen leonés… (carcajada).
¿Por qué maestro y no científico?
Al ver la situación del país, me di cuenta que mi función era ayudar a mejorar la educación.
¿Alguna vez ha pensado en ser presidente?
No.
Pero si fuera, ¿qué sería lo primero que haría?
Buscar cómo despertarme, porque yo creo que sería un mal sueño, una pesadilla (carcajada).
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