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Jesús, vida

De mujer pecadora a mujer salvada

El encuentro de Jesús con la mujer pecadora en casa de Simón el fariseo es extraordinario.

El encuentro de Jesús con la mujer pecadora en casa de Simón el fariseo es extraordinario.

La mujer es bien conocida en la ciudad como una pecadora pública o prostituta. También la conocían Simón, el fariseo y todos los invitados por él.

La mujer, sin pedir permiso alguno, entra en casa de Simón, el fariseo, mientras está comiendo con Jesús y otros invitados. Se dirige directamente a Jesús, le toca los pies, se los besa, llora amargamente, le limpia los pies con sus lágrimas, los seca con sus cabellos y derrama sobre sus pies un perfume.

La escena, sin duda alguna, es verdaderamente impresionante y me cuestiono: cómo entra esa mujer en casa del fariseo. Cómo Jesús se deja tocar por aquella mujer, a conciencia de que podría ser mal vista su actitud por todos los allí presentes.

Y me pregunto: ¿Cómo reaccionaríamos nosotros en un caso semejante? ¿Nos imaginamos hoy a un sacerdote o pastor acompañando una prostituta y recibiendo sus castas caricias?

Creo que esta es una de las páginas más conmovedoras de toda la Biblia. El centro de este pasaje es Jesús que es la personificación viva de la Misericordia del Padre.

El fariseo Simón, así como los demás presentes, queda sorprendido al ver cómo una mujer de tan mala fama entra en su casa mientras estaba comiendo con Jesús (Lc. 7,37).

Simón, el fariseo, conocía bien a la mujer y, por eso, piensa “para sus adentros” (Lc. 7,39): “Si este fuera profeta, sabría quien es la mujer que lo está tocando y qué clase de mujer es: una pecadora” (Lc. 7,39).

Por eso, Simón y sus compañeros comensales le echan en cara a Jesús que brinde el perdón a la mujer pecadora: “¿Quién es este que hasta perdona pecados?” (Lc. 7,49). No entiende de amor ni de perdón. Pero la mujer pecadora confía plenamente en la misericordia de Jesús.

Jesús, sin embargo, ante Simón y los demás invitados, da la cara por la mujer pecadora y condena duramente al fariseo por su corazón de piedra. Ve en la mujer la riqueza de un gran corazón arrepentido y agradecido por la gran misericordia de Dios con que ha sido enriquecida.

Jesús ante la pecadora pública se manifiesta como la Misericordia por excelencia; solo se fija en el gran corazón de la mujercita que ha aprovechado el momento de su salvación.

Religión y Fe

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COMENTARIOS

  1. Pensador
    Hace 8 años

    Otra historieta mas del libro mas MENTIROSO que ha hecho el hombre..!!

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