ANIVERSARIO DE SOR MARÍA ROMERO
Queridos devotos de sor María Romero, el 7 de julio celebramos su partida al encuentro con su rey y su reina, esta fecha nos llena de alegría y de gozo.
Recordemos que a través de sor María podemos recibir muchos favores, pero pidiéndole de corazón. Ella fue una mujer que dedicó su vida a servir al Señor y a los más pobres, siempre se esforzó por crear condiciones que favorecieran a los más necesitados como escuelas, centros de salud, comedores y sobre todo el alimento espiritual como es la palabra de Dios.
Tengamos presente en nuestras oraciones de cada día y roguemos para que pronto podamos ver su canonización y tener en los altares a una santa nicaragüense.
Participemos todos de esta gran celebración y pidamos a ella que interceda ante su rey y su reina por nuestras necesidades personales y por la paz en nuestro país.
Visitemos con frecuencia su casita natal, donde los 7 de cada mes se celebra una misa en su honor y no olvidemos sus palabras: ¡Pon tu mano, madre mía, ponla antes que la mía…!, porque ella siempre nos escuchará.
Isabelita de Chamorro.
LAS CIRUGÍAS COSMÉTICAS
La muerte de una mujer joven por haberse realizado una cirugía estética ha alarmado a nuestra sociedad por los riesgos que implica este tipo de operaciones. Hacerse este tipo de intervención quirúrgica no es un mal o un pecado en sí mismo. El problema se origina cuando la persona se obsesiona con su apariencia física y está dispuesta hasta de arriesgar su vida con tal de lograr su objetivo. Lo ideal sería que uno se alimente correctamente, hacer ejercicio moderado para estar saludable, y aprender a aceptar su imagen corporal. Es recomendable que antes de la cirugía, se consideren todos los riesgos (físicos y psicológicos) y se investiguen todas las alternativas médicas posibles y los efectos secundarios de la operación.
Es importante saber cuáles son los motivos de la persona que desea hacerse esta intervención quirúrgica. Si alguien tiene una deformación física (ya sea genética o la obtuvo por algún accidente), es normal que quiera verse bien. Sin embargo, la mayoría de cirugías cosméticas son un intento de llenar un vacío emocional y espiritual a través de un mejor cuerpo, ya sea para atraer la atención o para buscar ser aceptado por los demás. Es mala cuando la vanidad es el motivo para estas operaciones. Dios, en 1 Timoteo 2:9 nos advierte que no llamemos la atención hacia nosotros por la manera en que nos vemos: “Asimismo que las mujeres se adornen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso ni oro ni perlas ni vestidos costosos”.
También Proverbios 31:30 toca este tema: “Engañoso es el encanto y vana y pasajera es la hermosura. Pero la mujer que obedece a Dios, esa será alabada”. Al final ni siquiera el mejor cirujano puede mantenerte joven y bella para siempre, porque ni todas las cirugías detendrán el envejecimiento; la flacidez y las arrugas volverán. Es mejor que nos enfoquemos en embellecer nuestra personalidad interna con cualidades y virtudes que nos harán una linda y buena persona.
José Ramón Quiñónez.
LA OBRA BIEN HECHA
Con demasiada frecuencia nos quejamos de los trabajos mal hechos, de las llamadas chapuzas, que nos presentan la televisión y los periódicos. Estas obras mal hechas tienen forma de corrupción o enriquecimiento ilegal, las explosiones de odio con la religión y la falta de respeto a la dignidad de la persona, como los abucheos.
Tanto padres como profesores pueden decidirse a educar a sus hijos o alumnos en la realización de la obra bien hecha, bien terminada.
Cada chico es una persona con toda su dignidad que debe recibir una educación personalizada en la que se favorezca la tendencia universal hacia el bien y la perfección de las capacidades específicamente humanas que son la inteligencia y la voluntad. Con el ejercicio de estas capacidades el hombre actúa y realiza actividades, pero solo lo bien hecho educa. Sin embargo el hombre es imperfecto y realiza acciones defectuosas. El trabajo de los educadores será ayudar y orientar al educando para conseguir la obra bien hecha y colmar el anhelo de felicidad existente en todos los hombres. Cuando la persona es consciente de que ha realizado una obra buena, esto le produce alegría, porque ha sido un trabajo gratificante y a la vez suscita la alegría del éxito. La alegría en el bien alcanzado refuerza la tendencia a la búsqueda de nuevos bienes y a la realización de nuevas tareas bien hechas y acabadas.
Si el educando recibe la aprobación y reconocimiento de los mayores esto se convierte en la mejor motivación para seguir fortaleciendo su buen camino.
Las obras que puede hacer el chico pueden clasificarse en cuatro tipos según su complejidad: obra incidental, nocional, objetivada y latente.
La obra incidental es un acto momentáneo, como abrir una puerta, ceder el paso a otra persona, escribir en silencio, leer con entonación y ritmo adecuado y moverse sin molestar a los otros.
La obra nocional es un acto o conjunto de actos que tienen como finalidad la adquisición de conceptos o pequeñas destrezas que facilitan el trabajo escolar.
La obra objetivada es un conjunto de actividades que terminan y se expresan en un trabajo material, ya sea una composición escrita o una construcción plástica.
En la obra latente se expresan y realizan las grandes finalidades de la educación. Se puede concretar en el juicio acertado en el caso de la formación mental o una colaboración eficaz en el caso de la formación social.
El profesor Víctor García ha elaborado todo un Sistema de la obra bien hecha que apunta a la formación de los jóvenes, a fin de que sean capaces de obrar de acuerdo con la dignidad humana y puedan alcanzar una vida de calidad. Este sistema está ampliamente desarrollado en el libro La práctica de la educación personalizada, de la Editorial Rialp. Puede ser de gran ayuda para los padres y profesores interesados en este tema educativo tan importante.
Arturo Ramo García.
SEA LA PAZ
Observé mis manos y estaban blancas, pálidas, sin sangre, ya había amanecido y las yemas rugosas de mis dedos empuñaban el fusil. Despertaba con los primeros rayos del sol, estaba aún en la trinchera cubierto por un plástico negro, que no pudo protegerme de la lluvia que bajaba a raudales de los potreros montañosos del sur. Salí de la zanja enlodado y presté atención a un rebaño de semovientes caminando lánguidos y heridos por esquirlas producto de los bombardeos desesperados de la aviación somocista.
Fui a la montaña y sentí que Dios me observaba en aquel lugar y creo que esta vez, por ser tan bizarro era de su agrado, buscaba refugio en Él, caminaba llevando puesta mi alma de Dios en medio de la intemperie, la tormenta y el trueno, el rayo, y las bombas de impetuosos chisporroteos y luego un espacio en mi respiración para escuchar mi ligero palpitar bajo la potente rayería.
Esa mañana subí el monte agreste con el entusiasmo de tener mi primer combate, volví a ver mis manos que estaban blancas, estriadas y pálidas, sin sangre, las mismas manos que juraron combatir hasta la muerte por patria y libertad. Ya estando en la cima de la montaña, oteando en el horizonte como una profecía de los alfaquíes náhuatl en aquel noble paisaje atisbé de pronto nuestro gran Lago Cocibolca majestuosamente con los dos cerros, allí abrigué un hermoso sentimiento que me embriagó de amor patrio, me sentí un niño jugando a la guerra y la paz me desarmó, en medio de aquel conflicto entre hermanos y me pareció el principio del fin.
Alcé mis dos manos, extasiado al viento, formando el símbolo de la paz y literalmente pensé: la paz es el camino, ser feliz es nuestro destino. ¡Sea la paz!
Leonel Lacayo Maliaño.