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Revista de pensamiento filosófico

Con este trabajo intelectual se busca, fundamentalmente, contribuir a un ejercicio racional en el ser y hacer de la persona y la sociedad, que conlleve la defensa de los puntos de vista de cada quien

El 31 de octubre pasado se presentó el primer número de la Revista de Pensamiento Filosófico, Cátedra Alejandro Serrano Caldera, como componente de la Cátedra, a la que generosamente se le dio mi nombre, cuyo inicio fue en septiembre de 2015, y el acto oficial de inauguración, el 24 de junio de ese mismo año.

El evento de presentación de la Revista fue un conversatorio en el que participaron la doctora Addis Díaz Cárcamo, catedrática de la UNAN Managua; el doctor José Antonio Peraza, director del Consejo Coordinador de la Cátedra; el Msc. Mario Sánchez, director del Centro de Análisis Sociocultural de la UCA; y el doctor Manuel Ortega Hegg, presidente de la Academia de Ciencias de Nicaragua; actuando como moderador, el Msc. Geovani Rodríguez, director de la Revista.

Las exposiciones y el diálogo entre los panelistas y entre estos y el público, giraron en torno a algunos de los temas tratados en los cinco volúmenes de mis Obras, y acerca del sentido y utilidad que pueden tener la obras, la Cátedra y la Revista, en el proceso de formación del pensamiento filosófico y del pensamiento crítico, como condición necesaria para el desarrollo integral de la sociedad nicaragüense.

Con este trabajo intelectual se busca, fundamentalmente, contribuir a un ejercicio racional en el ser y hacer de la persona y la sociedad, que conlleve la defensa de los puntos de vista de cada quien, y al mismo tiempo, la disposición de aceptar las perspectivas diferentes, cuando estas, por su argumentación, llegan a convencer de su veracidad y validez.

No se trata de atrincherarse en las propias convicciones, ni tampoco de claudicar por conveniencia frente al planteamiento contrario, sino de mantener nuestras ideas, cuando racionalmente estamos convencidos de ellas, o de aceptar lo contrario si la argumentación  demuestra su veracidad.

Sobre todo en política esta actitud propia del pensamiento filosófico y la razón crítica, deviene una necesidad imperativa, pues se trata de argumentar y no de claudicar ante quien sostiene puntos de vista contrarios a los nuestros, ni de descalificar mecánicamente al adversario, por el solo hecho de serlo. Ni claudicación ni descalificación, el pensamiento filosófico nos exige la aplicación de la razón crítica y la argumentación conceptual en el análisis de las situaciones concretas que se debaten.

Esta actitud reafirma una perspectiva histórica de la filosofía, pues esta no es, no debe ser, un pensamiento abstracto, una teoría ausente de la práctica, o una idea indiferente a la realidad. Este concepto nos está indicando que entre realidad y pensamiento no hay una separación insalvable, que el pensamiento es una forma de la realidad, y viceversa, pues una teoría sin práctica es una abstracción y un vacío, y una práctica sin teoría es un acto mecánico e instrumental.

La filosofía no es un pensamiento totalizador y lejano, con verdades absolutas preestablecidas, ni los filósofos una secta refugiada en su torre de marfil, ajena a los problemas concretos de la realidad histórica, sea esta individual o colectiva.

La filosofía es una forma de la razón que proviene de la realidad y que vuelve a ella para transformarla o reafirmarla y está presente en todas las circunstancias históricas y en todas las disciplinas humanísticas, científicas, culturales, sociales, históricas o políticas.

Es este uno de los ejes principales que planteo en mis Obras y es, quizás, la contribución que el estudio y conocimiento de ellas podría aportar a la formación de una cultura racional y un pensamiento crítico, desde los cuales y con los cuales, abordar los severos problemas históricos, políticos y de otra índole.

Desde este punto de vista la filosofía se vuelve un quehacer imprescindible que trasciende a una disciplina académica específica, pues deviene una actitud aplicable a la razón y acción de la persona, en los diferentes campos de su actividad teórica y práctica.

La búsqueda de las causas de los acontecimientos, la interpretación racional de los hechos, la integración entre teoría y práctica, realidad y razón, idea y acción, es una forma esencial del quehacer filosófico.

En consecuencia, la filosofía es una tarea de integración e incorporación entre vida y trabajo, pensamiento y acción, ciencia, moral y derecho, análisis y síntesis. La filosofía, al buscar lo universal que resulta de las situaciones particulares, deviene un quehacer estrechamente relacionado con el desarrollo histórico y social.

Por tanto, hay que considerar que el pensamiento en cuanto acción de la inteligencia y la conciencia, entra en la historia, se historiza; que el ser humano es un desplegarse que deviene historia, en un proceso de realización continua, por lo que el proceso de construcción de la historia, es el proceso de construcción del ser humano. Este se forma al crearla.

Lo que el ser humano hace, forma parte de lo que el ser humano es; a su vez, lo que es, forma parte de lo que hace. En este sentido se entrelazan la ontología y la historia, la teoría y la práctica. La filosofía es realidad que debe transformarse en concepto y, a la vez, el concepto que debe transformarse en realidad. La teoría es la razón de la práctica, y esta, la historicidad de la razón.

La realización de la filosofía como quehacer humano, como diálogo, como compromiso con la acción de la persona y la sociedad, exige reunificar lo disperso, respetar las identidades y proyectarlas al horizonte universal de la razón, pero de una razón historizada, que equivale a decir de una razón humanizada.

Mientras haya preguntas habrá filosofía. Mientras el ser humano sienta la necesidad de explorar el fondo de su conciencia y de su razón, de interrogar al mundo sobre sus contradicciones, y de construir y construirse una circunstancia habitable, la filosofía estará presente ofreciendo desde diversos ángulos y perspectivas, una forma de construir la historia y de comprender la realidad social.

Estas son algunas ideas fundamentales de mis libros recogidas en las Obras, a partir de las cuales se estudian y desarrollan los varios temas específicos que en ellas se abordan. La idea de quienes hoy han asumido la responsabilidad de llevar adelante este proyecto formado por la trilogía Obras, Cátedra y Revista, es la de discutir estos temas y muchos otros provenientes de diferentes personas cuyo trabajo se considere contribuye al debate de las ideas; confrontarlos con diferentes puntos de vista, y hacer de la exposición, diálogo y debate de los mismos, un ejercicio intelectual de pensamiento crítico de la realidad particular y general.

Agradezco profundamente a los participantes en este conversatorio. Sus intervenciones han enriquecido los diferentes puntos de vista. Agradezco de manera especial todos los que colaboran en este sentido, y espero que a partir de su encomiable labor, en la Cátedra y en la Revista, mis libros y la ideas  planteadas en ellos, puedan ser objeto de estudio y debate, y, consecuentemente, de utilidad para nuestro querido país.

El autor es jurista y filósofo nicaragüense.

Columna del día Cátedra Alejandro Serrano Caldera

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