Alcanzamos condición de adulto mayor o “persona mayor” cuando se tiene 65 años.
Nuestro mundo, gracias a los avances científicos y sociales, ha podido ver como la gente vive más, hay un mundo con más adultos mayores, incluida Nicaragua que cuenta 400 mil de ellos y ellas, a los cuales felicitamos.
En el siglo XIX era privilegio llegar a esa edad porque apenas se vivían 40-50 años. En 1950 solo el 8 por ciento alcanzaba esta condición que en la actualidad disfruta 14 por ciento y que para el año 2050 se calcula sea de un 25 por ciento.
En nuestro país la esperanza de vida es de 74.5 años como promedio y las mujeres son las que viven más.
No estamos como Costa Rica que alcanza 84 años, pero superamos a Bolivia donde viven 60 años.
Frente a un adulto mayor estamos obligados siempre a realizar una valoración geriátrica, que consiste en preguntarse si goza de una autonomía o capacidad de realizar por sí mismo: bañarse, vestirse, alimentarse, manejar sus finanzas, satisfacer sus necesidades fisiológicas, tener una vida espiritual, comunicarse e interactuar con los amigos.
Si cumple con estos parámetros es un adulto mayor autónomo, de lo contrario se trata de una persona vulnerable de riesgo alto.
Las Naciones Unidas ha recomendado hacer énfasis en que todos los ancianos disfruten de una buena calidad de vida, porque la idea (Dios siempre será el que tiene la primera y última palabra) no es que las personas vivan muchos años, sino que disfruten esos años con salud.
A eso se le llama esperanza de vida saludable que es un compromiso profesional y ético de todo médico internista.
Además, buenos servicios de salud, mejoría de pensiones y ausencia de discriminaciones y malos tratos de los ancianos son factores contribuyentes.
¡Mucho amor para los chavalones de la tercera edad!
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