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La historia de los espejos en la Luna

Hace 47 años, un 21 de julio de 1969, los astronautas de Apollo 11 Buzz Aldrin y Neil Armstrong dejaron en la Luna, aparte de sus históricas pisadas en el polvo lunar, un panel de 60 cm de ancho cubierto por 100 pequeños espejos

Hace 47 años, un 21 de julio de 1969, los astronautas de Apollo 11 Buzz Aldrin y Neil Armstrong dejaron en la Luna, aparte de sus históricas pisadas en el polvo lunar, un panel de 60 cm de ancho cubierto por 100 pequeños espejos cúbicos llamado “matriz retrorreflectora de medición lunar láser” que tiene la particularidad de rebotar la luz hacia el sitio donde viene, independientemente del ángulo que le llegue.

El objetivo de estos espejos, al igual que los que fueron dejados posteriormente en los sitios de alunizaje de las misiones Apollo 14 y Apollo 15 era, y sigue siendo, medir la distancia exacta entre la Tierra y su satélite natural apuntando hacia ellos desde un telescopio un potente rayo láser para medir el tiempo en que el haz de luz regresa a la Tierra.

Conociendo que la luz viaja a 300,000 kilómetros por segundo, y midiendo el tiempo que el rayo láser tarda en ir y regresar de la Luna, los científicos de la NASA han logrado medir con exactitud la distancia (384,403 kilómetros) y comprobar que la órbita lunar se aleja de la Tierra debido a las mareas de nuestros océanos a un ritmo de 3.8 centímetros por año.

También gracias a estos espejos que dejaron hace casi medio siglo los astronautas de tres misiones Apollo, se ha descubierto que la Luna posee un núcleo líquido y que la fuerza universal de la gravedad es muy estable, ha cambiado menos de una millonésima desde que comenzó en primer experimento láser.

Pero los espejitos en la Luna han comprobado algo aún más elemental que, aunque a muchos nos parece obvio, para otros no lo es: que los astronautas de veras estuvieron en la Luna y no fue todo filmado en un set de Hollywood como han afirmado con toda seriedad los promotores de esta teoría conspirativa.

Cuando se les ha contrastado con la evidencia de los espejitos, que ciertamente no fueron colocados allí seres “lunáticos”, los conspiradores contra la historia responden de que los espejos fueron enviados al satélite por naves no tripuladas y que todo aquello de “un paso pequeño para el hombre y un gran paso para la humanidad” fue todo un show montado en un estudio cinematográfico.

El caso es que en 1969, cuando Aldrin y Armstrong colocaron el primer panel de espejos retrorreflectivos en la superficie lunar, no existía la tecnología suficiente, ni robots, ni sondas espaciales, capaces de alunizar y colocar un espejo en la Luna: lo tenía que instalar un astronauta. El módulo lunar que transportaba a los astronautas pesaba 17 toneladas.

Bueno, ¿pero qué tiene que ver esta fascinante historia de  los espejos en la Luna con la realidad política de nuestro país o incluso del mundo?

Esta historia demuestra que hasta uno de los acontecimientos más trascendentes del siglo XX y de la humanidad, puede ser cuestionado y distorsionado en la historia por los que siempre están prestos a tergiversarla conspirando siempre contra la verdad.

Esto ocurre diariamente en los países totalitarios como Corea del Norte, donde la historia es falseada continuamente para ser reescrita de la manera que les conviene a los que ostentan el poder absoluto, que necesariamente pasa por escribir la historia.

¿Se imagina el lector qué hubiera pasado hoy en día, casi medio siglo después de que los astronautas de Apollo 11 pusieron pie en la Luna y dejaron su panel de 100 espejitos, si no los hubieran llevado y colocado sobre la Luna?

La mayor parte de la población del globo terrestre no vivió aquellas escenas que fueron presentadas al mundo en los albores de la televisión blanco y negro y como desde hace medio siglo nadie ha vuelto a repetir aquella hazaña, estarían prestos a creer en las teorías conspirativas, las que seguramente ya hubieran sitio en la pantalla grande.

Hoy en día sin embargo, cualquier científico puede convencerse cuando desde un telescopio apunta un rayo láser de suficiente potencia a uno de los sitios de alunizaje de las misiones Apollo, gracias a que los astronautas dejaron allí sus espejitos para medir el tamaño de las mentiras que se pueden inventar con el transcurrir del tiempo.

 El autor es periodista y exdiputado PLI arbitrariamente destituido.

Columna del día Neil Armstrong

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COMENTARIOS

  1. Chicha Contento
    Hace 7 años

    Muchas gracias por el artículo y por arrojar algo de luz que de alguna manera compense tanta oscuridad. Me produce una gran preocupación comprobar día a día como se difunden a través de las distintas redes sociales teorías conspirativas tan disparatadas como las de la Tierra plana/hueca, las mentiras de las agencias espaciales acerca de los viajes a la Luna, incluso que grandes como Einstein o Newton nos mintieron vilmente en pro de la supremacía judeomasónica. Teorías que aun siendo tan disparatadas son acogidas con enorme entusiasmo por un número cada vez más grande de personas que aceptan como verdad absoluta lo que cualquier desinformado pueda decir en Twitter, YouTube, o culquier otra red. Resulta evidente que el gran potencial que posee Internet para la difusión del conocimiento de una forma hasta ahora nunca vista es un arma de doble filo, ya que tiene el mismo potencial para difundir la oscuridad y la ignorancia entre todos esos receptores fáciles de convencer, o dicho de otra manera, ignorantes.

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