Durante las acostumbradas audiencias de los miércoles, el papa Francisco reflexionó desde la Plaza de San Pedro sobre las dimensiones visibles y espirituales de la Iglesia, y cuya relación puede ser comprendida a través de Cristo.
Ante los miles de peregrinos, Francisco explicó que en Cristo, “en virtud del misterio de la Encarnación, reconocemos una naturaleza humana y una naturaleza divina, unidas en la misma persona en modo admirable e indisoluble. Esto vale en modo análogo también para la Iglesia”.
“Y como en Cristo la naturaleza humana secunda plenamente aquella divina y se pone a su servicio, en función del cumplimiento de la salvación, así sucede en la Iglesia, por su realidad visible, con respecto a aquella espiritual. Por lo tanto, también la Iglesia es un misterio en el cual lo que no se ve es más importante de lo que se ve y puede ser reconocido solo con los ojos de la fe”, afirmó el pontífice.
Francisco dijo que “para comprender la relación en la Iglesia, la relación entre su realidad visible y aquella espiritual, no hay otro camino que mirar a Cristo, del cual la Iglesia constituye el cuerpo y del cual ella es generada, en un acto de infinito amor”.
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