Munchausen
Señor Almagro, supongo que de niño habrá leído “Las aventuras del barón Munchausen”, aquel tipo, fantasioso y mitómano, cuyas exageraciones nos hicieron reír. Imagínese que tantos años después vengo a encontrarme algo parecido. En el informe conjunto que publicaron el gobierno de Nicaragua y la secretaria de la OEA hay más mentiras que en las historias de barón aquél. Si el barón de Munchausen decía que había viajado sobre la bala de un cañón, ido a la Luna o que salió de un pantano izándose con su propio cabello, el informe dice que la OEA y el gobierno se comprometen a “continuar el fortalecimiento de la pluralidad política” y, usted, secretario de la OEA, muestra su disposición “a contribuir para continuar fortaleciendo la institucionalidad democrática de Nicaragua”. ¿Continuar?, señor Almagro. ¿Su idea de democracia es “continuar” lo que ha hecho Ortega?
Demolición
Pero falta. Apúntese desde ya la mentira más grande del 2017. Aquella que dice: “El Estado de Nicaragua continuará fortaleciendo la institucionalidad electoral…” Si la OEA reconoce que en Nicaragua ha habido algún fortalecimiento de la institucionalidad electoral que valga la pena continuar, pues nos debería decir cuál es porque aquí no lo vemos por ningún lado. Lo que si conocemos, y podemos darle abundantes pruebas, señor Almagro, es un salvaje proceso de demolición de la institucionalidad electoral que se ha vivido desde 2007 para acá, que nos llevó, ya para rematarla, a la farsa electoral de la cual el informe no dice una sola palabra.
Incoherente
Como le dije en una columna pasada, de usted y de la OEA yo no esperaba mucho. Pero al menos esperaba que dijera la verdad y que fuese un tanto coherente con los conceptos de democracia que tiene la OEA y lo que usted pregona en otros países. ¿O es que usted tiene un concepto de democracia para Venezuela y otro para Nicaragua? ¿Es que lo que es abuso de poder en Venezuela no lo es en Nicaragua?
Doña Francisca
Sabe, yo sentí mucho orgullo cuando doña Francisca Ramírez llegó ante usted, el 1 de diciembre. Esa señora, campesina de tierra adentro, enfrentó mil obstáculos para poder llegar ahí. Arriesgó. El régimen la reprimió a ella y a su gente para que no llegaran a Managua, le quitó los camiones con que se gana la vida, inutilizó un puente de su comunidad para que no salieran, ella se tiró a nadar por un río crecido para cruzar, y finalmente estaba ante usted diciendo las verdades que andaba atoradas en la garganta. Usted no incluyó una sola palabra sobre su reclamo en el informe. Nada.
Linchamiento
Pero usted y su equipo no solo ignoraron a doña Francisca. Usted ignoró que el año pasado hubo en Nicaragua un linchamiento a la democracia. Todos los poderes del Estado, el Ejército y la Policía, se coludieron para que Ortega compitiese solo, contra rivales de zacate, en las votaciones de noviembre. Se prohibió la observación electoral (Ortega los trató de sinvergüenzas para arriba, incluyendo a la OEA), se le quitó la representación legal al único partido que medio agrupaba a los opositores, se destituyó ilegalmente a 28 diputados opositores, y finalmente se celebraron unas votaciones, las más tristes y desoladas de los últimos 40 años, de las que hasta el día de hoy no se sabe cuántos votaron y cómo votaron porque los datos que anunció el Consejo Supremo Electoral fueron los que se le antojaron sin tener siquiera la cortesía de demostrar de dónde salen esos números. Tampoco menciona nada de eso en su informe y su silencio avala el linchamiento.
Nacatamal vegetariano
Para terminarla de pasear, como decimos en Nicaragua, aparece un compromiso de la OEA de “acompañar” las próximas elecciones municipales. ¡Santo Dios! Llevan años tratando de imponer esa palabreja en lugar de “observación” porque para ellos “acompañamiento” es como nacatamal vegetariano, como asado sin carne. ¿Si me entiende? Es un simulador de algo que no es. Un desnaturalizador de una función incómoda. Y así como usó acompañamiento, podrían haber usado avistamiento o apañamiento, que igual no existe en los estatutos de la OEA ni en las leyes de Nicaragua.
Lindo traje, emperador
En resumen, señor Almagro, si ese informe que conocimos el viernes 20 de enero lo hubiese escrito el equipo de propaganda de Ortega no le hubiese quedado mejor. Dice lo que Ortega necesitaba que le dijeran, aunque fuese mentira. ¿Se acuerda que en mi columna pasada le contaba la historia del traje del emperador? Pues usted faltó a la verdad. Y por miedo o conveniencia se unió a los funcionarios y sirvientes que gritan “¡Qué lindo traje lleva el emperador!” porque eso es lo que quiere oír Ortega aunque vaya desnudo por las calles. Nos quedó debiendo, señor Almagro. Presiento que su acercamiento a Nicaragua, por ahora, hace más daño que bien. Ojalá la historia le dé la razón a usted y no a mí.