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propaganda, Nicaragua, límites

Observación electoral con exclusión

Elecciones sin exclusión, que no son las que se propone observar la OEA, puede impedir que Venezuela sea el espejo de nuestro futuro, con todas las consecuencias, incluyendo delitos de lesa humanidad, de los cuales ha advertido el secretario general de la OEA

Dos hechos recientes subrayan, una vez más, las diferencias y semejanzas entre el gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, y el de Daniel Ortega en Nicaragua.

Por un lado, se anuncia que la próxima semana llegará a Nicaragua una misión encabezada por el jefe de Gabinete del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), encargado de dar seguimiento a los acuerdos que, como reacción de Ortega ante la Nica Act, se han suscrito entre su gobierno y la Secretaría General del organismo hemisférico.

A su vez, el secretario general de la OEA ha acentuado su posición frente al régimen de Maduro recordando a los dirigentes de ese gobierno, incluidos los jefes militares, que en su despiadada represión estarían incurriendo en crímenes de lesa humanidad, con lo cual advierte de la posibilidad de ser llevados ante el Tribunal Penal Internacional, y terminar como Milosevic, el todopoderoso gobernante de Serbia que murió en cárceles holandesas. Y, a propósito de uno de nuestros recientes artículos, este desarrollo, que delitos contra su propio pueblo pueda ser objeto de sanciones internacionales, es uno de los desarrollos más interesantes del derecho internacional.

No cabe duda que el actual secretario general de la OEA ha imprimido a los principios fundadores de la organización, y a su desarrollo posterior en la Carta Democrática Interamericana, una energía sin precedentes en el caso de Venezuela. Como tampoco quedan dudas que la situación de Venezuela presenta notables diferencias con Nicaragua.

Para empezar, en Venezuela hay una crisis económica de extremos humanitarios, y la oposición que se ha manifestado multitudinariamente ha sido brutalmente reprimida con centenares de encarcelados y heridos y casi medio centenar de muertos.

Pero, ¿hay más independencia de poderes en Venezuela que en Nicaragua? ¿Está el poder judicial menos subordinado? ¿Se cuentan en el país sudamericano mejor los votos que en Nicaragua, siendo que se desconocen las facultades de la Asamblea Nacional controlada por la oposición? No, en eso no hay diferencias.

También hay otra semejanza. Cuando el antecesor de Maduro, el presidente Chávez, enfrentó el golpe de Estado en 2002, y pese a que había sido el único presidente que había objetado la Carta Democrática Interamericana en la Cumbre de las Américas de Québec, el año anterior, la invocó por primera vez para enfrentar el riesgo. Igual Ortega, que tratando de parar la Nica Act, que es su riesgo mientras el pueblo no salga a la calle, ha recurrido al secretario general de la OEA cuya destitución había pedido pocos meses antes.

Eso, obviamente no está mal, y la iniciativa de Ortega despertó expectativas de un cambio de rumbo. Hasta ahora los resultados más concretos del diálogo con la OEA han sido la observación electoral de las próximas elecciones municipales, y la queja por el secretario general —como Ortega esperaba— que la reintroducción de la iniciativa de la ley Nica Act no ayudaba a sus esfuerzos.

Pero ocurre, como lo señala el titular de este artículo, que la OEA, si consigue los recursos, vendrá a observar unas elecciones con exclusión, pues la oposición integrada en el Frente Amplio por la Democracia (FAD) no tiene posibilidad de participar. Además, por causa de la exclusión en las elecciones generales de 2011, el 50 por ciento de la presidencia de los Consejos Electorales Departamentales y Municipales, serán controlados por el socio de Ortega, Alemán, que ayudó a perpetrar el fraude en las municipales de 2008.

Ni hay ningún movimiento que apunte a mayor independencia entre los poderes.

Ni que disminuya la corrupción pues la Contraloría es un llavero de la caja fuerte del régimen.

Y, encima, impedimento a los movimientos sociales para organizarse y manifestarse, uso de las fuerzas armadas y policiales para amedrentar e impedir el ejercicio de derechos políticos democráticos.¿Acaso debemos esperar a una situación como la de Venezuela?

Elecciones sin exclusión, que no son las que se propone observar la OEA, puede impedir que Venezuela sea el espejo de nuestro futuro, con todas las consecuencias, incluyendo delitos de lesa humanidad, de los cuales ha advertido el secretario general de la OEA.

El autor fue candidato a la vicepresidencia de Nicaragua.

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