Mentira y olvido
En Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez relata una masacre en Macondo. Tres mil obreros de las bananeras que protestaban por mejores condiciones laborales fueron barridos con fuego de ametralladoras. Nadie escapó. Sus cadáveres fueron apilados cuidadosamente en vagones de tren y tirados al mar. Una vez pacificado y limpiado el lugar, el gobierno anunció alegremente que obreros y empresa llegaron a acuerdos y que todos los que protestaban regresaron en paz y armonía a sus lugares de trabajo. José Arcadio Segundo sobrevivió milagrosamente. Despertó con el pelo apelmazado de sangre seca sobre la pila de cadáveres en el tren que iba a botarlos al mar. Solo él sabe lo que pasó en realidad y dedica el resto de su vida para intentar convencer a la gente de que la masacre ocurrió de verdad.
OcupaINSS
El 22 de junio de 2013, hoy hace cuatro años, no hubo 3000 muertos en Managua. Ni masacre alguna. Sin embargo si hubo violencia planificada y metódica, cuando una turba de delincuentes llegó en camiones de la Alcaldía, asaltó el campamento de unos jóvenes que apoyaban las demandas de unos ancianos por pensión reducida, los golpearon, les robaron computadoras, celulares, equipos, guitarras y hasta siete carros. Lo macondiano de esta historia es la persistente intención del gobierno de hacernos creer que nada de esto existió, que todo terminó en paz y armonía, y que quienes dicen que hubo lo que hubo son unos José Arcadio Segundo que andan imaginando cosas que nunca ocurrieron.
Doble robo
Isaac Zelaya es una de las víctimas. En enero se compró un carrito nuevo. El modelo más económico del mercado. Con ahorros pagó la prima, y con jarana el resto. Cuotas del 160 dólares cada mes. Se lo robaron la madrugada del 22 de junio, junto con otros seis carros más, a vista y paciencia de los numerosos policías que había en el lugar. Sigue pagando. Hasta enero de 2019 termina de pagar el préstamo de un carro que solo disfrutó seis meses porque ni el seguro que pagaba dejaron que cobrara. La Policía no solo fue cómplice del robo a descampado sino que en un acto de infinita mezquindad ha negado a las víctimas la constancia de robo que como autoridad está obligada a dar porque es requisito que exige el seguro para reponerles el carro robado. Doble robo.
Silencio
El silencio ha sido la respuesta. Es difícil defender un crimen tan evidente. Los medios oficialistas nunca registraron el hecho. No existió. Ni siquiera los medios del poder ciudadanos dedicados con tanto entusiasmo a la nota roja, recogieron el robo masivo como un suceso más de sus noticieros amarillistas. Nada. Las instituciones del Estado han mantenido un vergonzoso boleo sobre el caso. Si le pregunta a la Fiscalía le dirá que es la Policía quien debe investigar y si le pregunta a la Policía dirá que es la Fiscalía. Tonterías. Nunca hubo investigación ni juicios ni detenidos, a pesar de ser uno de los crímenes más multitudinarios y mejor documentados de los últimos años. No se necesita ser Sherlock Holmes para resolverlo. Un niño de primaria daría con los delincuentes en un día.
Impunidad
El mayor problema no son los crímenes. El mayor problema es la impunidad. En toda sociedad hay gente que abusa de otra gente. Grupos que agreden a otros. Incluso autoridades que se coluden con los delincuentes. Y eso es grave, pero se espera haya una investigación, juicios y condenas, que disuadan a otros a cometer esos mismos delitos otra vez. La impunidad en cambio estimula los delitos.
Responsables
Y aquí hay muchos que deben responder. Desde los autores materiales que llegaron a agredir y a robar, hasta aquellos cómplices que avituallaron y protegieron a los malechores. ¿Quién autorizó los camiones de la Alcaldía para movilizar a los delincuentes? ¿Por qué la alcaldesa nunca ordenó una investigación para establecer responsabilidades? ¿Cuál es la responsabilidad de la comisionada Aminta Granera en este crimen? Al momento del robo había policías que actuaron como cómplices. ¿Por qué nunca se investigó este delito? ¿Por qué les negaron a estas víctimas el elemental derecho a poner la denuncia y que se les investigara su caso? ¿Cuál es la responsabilidad del la Fiscal Ana Julia Guido? ¿Por qué en esta ocasión no cumplió con su deber? Ya son cuatro años y para boleo es demasiado.
Delito en proceso
OcupaINSS es un delito continuado. No terminó el 22 de junio de 2013 cuando ocurrió sino que se sigue cometiendo en la medida que el Estado se niega a reconocer la responsabilidad que muchos de sus funcionarios tienen en él. Se sigue cometiendo delito en la medida que se le niega descaradamente la justicia a las víctimas. OcupaINSS es el momento en que el Estado se puso la capucha de delincuente y quedó como tal en la fotografía de la historia. Y como José Arcadio Segundo, quienes conocimos los hechos estamos obligados a contarlos para convencer a la gente que fueron reales y que no se imponga la mentira y el olvido.