Yo opino
Hace poco, una firma investigadora realizó un experimento psicosocial en Colombia. Reunió a 32 ciudadanos enfrentados políticamente: 16 seguidores del expresidente Álvaro Uribe y otros 16 de su opuesto ideológico, el exalcalde de Bogotá y ex guerrillero Gustavo Petro. A ambos grupos les mostraron frases fuertes de cada uno de los políticos pero atribuidas a la inversa: las de Uribe les decían que las dijo Petro, y las de Petro que las dijo Uribe. Los resultados fueron desconsoladores. La gran mayoría respaldó incondicionalmente lo que creían dijo su líder y rechazaron las que supuestamente dijo su contrario, aunque en realidad fue al revés. O sea, yo opino lo que el líder diga que opine.
El lago
La noche del 10 de mayo del 2007, por ejemplo, Daniel Ortega dijo sobre la posibilidad de construir un canal interoceánico que cruzara Nicaragua por el lago Cocibolca: “Yo no estaría de acuerdo. Pienso que no podríamos arriesgar el Lago. Ni por todo el oro del mundo podemos arriesgar el Lago”. ¡Ese es el líder! ¡Cómo se preocupa por Nicaragua! #TodosSomosElLago. En junio del 2013 Daniel Ortega presenta, y su Asamblea Nacional aprueba, un proyecto para la construcción de un Gran Canal Interoceánico que va a pasar ¿adivinen por dónde? ¡Por el lago! Y los mismos: ¡Qué gran líder! ¡Como se preocupa por Nicaragua! #AlDiabloConElLago #AhoraTodosSomosElCanal.
Borreguismo
En mi pueblo a este comportamiento le llaman “borreguismo”. Seguir al guía de la manada aunque nos lleve al despeñadero. Él sabe lo que hace. Quién soy yo para cuestionar sus designios. Y muchos se ofenden y se indignan cuando se menciona la palabra “borreguismo”, como si definirla fuese el problema y no comportarse como tal lo que les debería causar indignación. Un test de una sola pregunta para saber quién es quién entre los que apoyan la construcción del canal: Si Daniel Ortega saliera hoy diciendo que el canal no va porque hay que proteger el medio ambiente, ¿usted estaría en desacuerdo con Ortega o lo apoyaría, dándole de paso la razón a los campesinos anticanal que tanto han ofendido y criticado? Si o No. Según su respuesta íntima sabrá si es o no es.
Dedazos
Tan confiado están en el comportamiento de manada, que el partido de gobierno desde hace algún tiempo dejó de considerar la opinión de sus miembros para escoger a los candidatos que los representaran en las elecciones. Solo los escoge y ya. Y ahora ya ni siquiera solo los escoge, sino que ni siquiera dice a quiénes escogió. Solo voten por ellos. Yo sé lo que hago. Es el dedazo llevado al extremo en el que nunca estuvo.
Partidos
Ya se han vuelto normales las asambleas donde a mano alzada y por unanimidad se delega en el gran líder el derecho a escoger las listas que le vengan en gana, desde una premisa degradante para quienes pierden toda capacidad de proponer, elegir, argumentar, reclamar, o disentir que son propios de los seres humanos libres. Nadie debería integrarse a un partido para que otros piensen por él, sino porque un partido lo componen muchos otros que piensan más o menos como él, porque la uniformidad es, o debería serlo, la negación a la condición humana.
Vergüenza
Cuando los investigadores colombianos les revelaron a los participantes del experimento, que en realidad habían apoyado las ideas del político rival y atacado las de su líder, hubo, según la revista Semana, “bocas abiertas y gestos de desconcierto e incluso de vergüenza”. Reconocieron a la revista que es importante tener la mente abierta y que “no necesariamente se deben descalificar las propuestas de un político solo porque no es su favorito o porque es distante en el espectro ideológico”. “Tengo mucho miedo por mi país porque estamos creyendo ciegamente en figuras y no nos estamos fijando en qué necesitamos”, dijo una de ellas.
Somocismo
El asunto es que aquí en Nicaragua nos cambiaron las cartas y todavía no nos enteramos. No sé en qué momento de la historia Daniel Ortega empezó a defender los principios de Somoza, y los principios que antes defendía el sandinismo se volvieron contrarios a Ortega. Reelección, fraude, enriquecimiento familiar, dinastía, plata, palo o plomo, y otros tantos. La lista es larga. Y esto, señores, no es un experimento psicosocial. Repito: no es un simulacro. Es la realidad, así que, si ya descubrió que sin proponérselo racionalmente está defendiendo el somocismo y atacando al sandinismo, creyendo que es al revés, ya va siendo hora de que sienta vergüenza o al menos desconcierto, tal como reaccionaron los colombianos.