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pobreza, educación

Carta “episcopal” a Daniel Ortega

Leída la carta mi amigo me confesó que era un borrador de su autoría. Decidí publicarla al encontrarla fiel a los anteriores documentos episcopales.

Un amigo me acaba de enseñar una carta inédita titulada “Obispos llaman a la reflexión a Presidente Ortega”. Dice así:

“Excmo. señor Presidente de la República Daniel Ortega Saavedra:
No nos dirigimos a usted movidos por ideología alguna, ni como voceros de ningún grupo partidista, sino como “servidores de Cristo” y pastores de su pueblo. Buscamos únicamente «compartir con sinceridad y buena voluntad nuestra preocupación común por la construcción de una Nicaragua mejor y por una sociedad más próspera y esperanzadora” (Doc. CEN, 21,05,2014)

Hoy nos afligen las nubes que pueden cernirse sobre nuestro pueblo, debido a actuaciones de orden político cuyas repercusiones negativas habíamos advertido en nuestro diálogo de mayo de 2014. Entonces le expresamos que la grave deficiencia de nuestro sistema electoral, “no traerá ni a mediano ni a largo plazo ningún beneficio ni para los actuales gobernantes, ni para los miembros del partido gobernante, ni para ningún nicaragüense”. (Ibid)

Aludíamos en particular al Consejo Supremo Electoral (CSE), «que no ha sabido ejercer sus funciones con responsabilidad y honestidad» y a cuyas acciones deshonestas calificábamos en 2011 no sólo como éticamente negativas, sino como pecado, es decir, como actos reprobables a los ojos de Dios (Ibid)

Le pedimos entonces, “con todo respeto”, que “ofreciera su palabra de honor para garantizar en el 2016 para Nicaragua un proceso electoral absolutamente transparente y honesto, con nuevos y honorables miembros del CSE, en el que brille sin ningún tipo de duda, la voluntad popular y un proceso electoral abierto irrestrictamente a observadores nacionales y extranjeros. (Ibid)

Con mucho dolor hemos constatado que lejos de haberse reconocido nuestra justa solicitud, los acontecimientos de los años posteriores demostraron un franco retroceso; como cuando rechazó injuriosamente la observación externa y se negó, con subterfugios legales, la participación de la principal fuerza opositora del país. Lo ocurrido causó un gran desconcierto y motivó a que, en Estados Unidos, legisladores de ambos partidos decidieran impulsar el proyecto de Nica Act.

Dada que dicha iniciativa podría causar graves perjuicios a nuestro pueblo, consideramos nuestro deber como pastores apelar a la conciencia de quien más puede hacer por evitar este desenlace. Esto nos lleva a usted, señor Presidente, ya que como personal investida de considerables poderes en todo el estado, tiene un papel singularmente decisorio.

Teniendo exclusivamente en mente el bien común, lo exhortamos pues, de nuevo, y repitiendo los conceptos usados en nuestro diálogo de 2014, a “demostrar su voluntad de favorecer una auténtica apertura al pluralismo político”, comprometiéndose sinceramente y de todo corazón, a la celebración de comicios verdaderamente libres y confiables”. (Ibid) Creemos que esto sería sumamente saludable y contribuiría decisivamente a despejar las presentes amenazas o inquietudes.

Es probable que la actual participación de la OEA en los comicios municipales sea un paso positivo, pero existe una amplia percepción de que es radicalmente insuficiente para restablecer la resquebrajada confianza en nuestro sistema electoral. Usted, con buena voluntad, puede hacer, y nos atrevemos a decir, debe hacer, mucho más.

Lo que usted escoja tendrá un gran peso en la fortuna o desgracia de sus ciudadanos, y será objeto atento del juicio de Dios. Lo dice el exhorto bíblico: “Escuchen reyes y entiendan… pongan atención ustedes que dominan multitudes. El Señor les ha dado poder y autoridad; el examinará las obras de ustedes e investigará sus intenciones… porque Él juzga con severidad a los poderosos”. (Sab, 6) Hacemos votos para que actúe con sabiduría y el Señor lo juzgue con benevolencia”.

Leída la carta mi amigo me confesó que era un borrador de su autoría. Decidí publicarla al encontrarla fiel a los anteriores documentos episcopales.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Daniel Ortega

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