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Cartas al Director

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Un país en vías de desarrollo (y hay que distinguirlo de un país subdesarrollado), su índice de desarrollo humano debe superar el 0.800. Este índice se determina según datos sobre renta per cápita, expectativa de vida y educación

Nicaragua en vías de desarrollo

El pasado sábado estaba recibiendo clase, de pronto el docente estaba haciendo propaganda indirecta directa a favor del régimen. Entre las cosas que decía están que en 2006 el país estaba en tinieblas, que gracias a la política económica de este régimen Nicaragua había salido de la lista de países pobres y ahora era un país en vía de desarrollo.

Cuando le argumenté que el tirano de turno ensangrentó y boicoteó a los gobiernos democráticos respondió alzando los hombros que no se metía en política (?). Le dije entonces que la Contraloría boicoteó la adquisición de una barcaza que iba a solucionar los apagones, y que todo a lo que el tirano se opuso en el pasado ahora es el principal violador. El profesor respondió que “al tonto ni Dios lo quiere”. Pero le recordé que las cifras del Banco Central eran maquilladas y que el mismo banco lo había aceptado. Respondió encogiéndose de hombros, y cuando le dije que él, como profesor, tenía que ser objetivo y decir las cosas a como habían ocurrido, respondió que no era analista político (?). Y encogiendo nuevamente los hombros dijo que no se metía en política.

Quise averiguar cómo era eso que Nicaragua había salido de la lista de países pobres. ¿Cuándo ocurrió? ¿Por qué no hubo celebración?

El concepto de “países en vías de desarrollo” se les aplica a naciones caracterizadas por un retraso en términos de desarrollo humano de un segmento importante de su población, un alto nivel de desigualdad social, una debilidad institucional y una inestabilidad política. Dos terceras partes de la población mundial viven en países en vías de desarrollo (mayoritariamente en Latinoamérica, África y Asia) también se les conoce como países del tercer mundo.

Un país en vías de desarrollo (y hay que distinguirlo de un país subdesarrollado), su índice de desarrollo humano debe superar el 0.800. Este índice se determina según datos sobre renta per cápita, expectativa de vida y educación.

En el 2006 el Índice de Desarrollo Humano ubicaba a Nicaragua en el puesto 112 y en el último informe de marzo 2017 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el país está en la posición número 124, Nicaragua retrocedió 12 puestos.

El licenciado José Antonio Peraza lo ha explicado de la siguiente manera:

Nicaragua pasó de ser un país de desarrollo medio a un país de desarrollo medio bajo. Eso pasa cuando el PIB llega a 2,000 dólares per cápita.
Pero eso se da porque cambiaron la metodología para calcular ese índice.
Realmente pasamos de los más bajo al ámbito medio pero en su versión más baja, la reducción de la pobreza se da por el aumento de las remesas, y por la mayor ayuda extrajera que casi aumentó 20 veces con Ortega.

Estructuralmente, Nicaragua no ha cambiado nada porque sigue siendo el tercer país más pobre de América y del Caribe.

Los pobres pasaron a ganar 0.20 centavos dólar más por día, ningún cambio significativo. Todo es precario.
El director del Banco Mundial para Centroamérica manifestó: “Nicaragua es la tercera economía más pobre de Latinoamérica” (LA PRENSA 22/01/2016).

No creo que el docente esté consciente de lo que quiso decir.
Alejandro Calero Dávila.

Presos políticos de San Dionisio

Este humilde pueblo de agricultores situado entre San Ramón y Esquipulas, en el departamento de Matagalpa, es lo más parecido al pueblo de El Galope que tanto menciona Pancho Madrigal. El más olvidado por todos los gobiernos, nunca son noticia, solo cuando ocurren desgracias. Hace dos años funcionarios de la Contraloría llegaron a “medirle las costillas” a la comuna y como algo normal en las mayoría de las alcaldías orteguistas, no estaban limpios, lo mejor fue ponerles cadenas con candados a puertas y portones y que un “corto circuito” se encargara de borrar toda huella de corrupción.

Esta alcaldía quemada me recuerda a la de Managua cuando Arnoldo Alemán era alcalde y Daniel Ortega practicaba una oposición terrorista, con su lanzamorteros y pañoleta de pandillero públicamente ordenaba a las turbas que saquearan y quemaran la alcaldía de nuestra capital, la Policía y la Contraloría no investigaron nada.

Comenzaba el mes de noviembre cuando un grupo de jóvenes de San Dionisio protestaban frente a la oficina del Consejo Electoral de su pueblo porque el orteguismo ya se había asignado esa alcaldía y las elecciones serían hasta el día 5. Esta dictadura ya perdió la vergüenza y cumple lo que dijo Tomás Borge: “Hagamos lo que tengamos que hacer, digan lo que digan, hagan lo que hagan no importa lo importante es mantener el poder a cualquier costo”. Estos jóvenes fueron apresados brutalmente y llevados a Managua para encerrarlos en las celdas de El Chipote, lugar tristemente célebre por las torturas que sufren los presos políticos desde el primer día de su llegada.

En unidad de espíritu oremos para que Dios proteja la vida de tantos presos políticos que surgieron después del nuevo robo de las elecciones perpetrado por la dictadura orteguista con la colaboración y complicidad del corrupto Consejo Electoral.
Leopoldo Villalta López.

Mejorar servicio de buses

Quince minutos para las siete de la mañana. Es martes, y la parada de buses está repleta de personas. Tratan de llegar al trabajo, a la universidad o a cualquier parte. En medio de la desesperación por abordar un autobús, unos observan sus relojes, mientras otros hacen lo mismo con su celular. Cinco o diez minutos se hacen eternos.

Una mujer de edad madura, acomoda una vieja mesa de madera descolorida y con las patas flojas. Improvisa un puesto de ventas de caramelos y cigarrillos.

Mientras se aproximan varios buses la mujer anuncia con ánimo, la ya célebre frase de “cinco y le marco”. Dos, tres y hasta cuatro unidades pasan casi al reventar de pasajeros. Seguro la mujer ha perdido clientes y los usuarios tiempo. Los buses van tan llenos que ni se detienen, a los dos minutos se acerca un conductor dispuesto a romper con las leyes de la física. La gente corre como hormigas, atraviesan calles, desafían vehículos en marcha con tal de lograr un lugar; aunque sea en las escaleras del bus.

Una vez adentro no queda más remedio que “sacar manteca”. Recuerdo una vez que un chofer de bus de una forma graciosa provocó risas en los pasajeros cuando dijo: “Acomódenseme bien, que este bus está diseñado para que una persona de pie alcance en cincuenta centímetros cuadrados de espacio”. Ahí es donde los cuerpos se hacen de hule y comienzan a estirarse como gatos para poder avanzar.

Para complicar aún más las cosas, el conductor monta gente por ambas puertas. Se arma un nudo humano, y empieza la lucha de los que intentan entrar contra los que procuran salir. Un descuido y te bajás sin billetera y sin celular. Las mujeres, más que cualquiera, tienen que abordar estas unidades con los ojos bien abiertos pues he visto a más de algún abusador buscando, de manera intencionada, un roce malicioso. Se habla mucho acerca de la modernización de la tarjeta TUC en Managua. El sistema de pagos por tarjetas no modernizó nada, más bien se convirtió en un lucrativo negocio para algunos.

Hace falta mucho para tener un servicio de transporte medianamente eficiente y con trato humano. El precio del pasaje está congelado desde hace años producto del millonario y turbio subsidio gubernamental, que se transfiere a las cooperativas de transporte. 2.50 córdobas es un precio bajo comparado con el precio del transporte en ciudades como Panamá: 0.25 dólar.

Sin embargo, “el bajo precio” no es pretexto para prestar tan mal servicio. Las autoridades tienen que hacer mucho para resolver este grave problema y hacerlo lo más pronto posible. Aunque quizá, los tomadores de decisiones tan solo ven a los afligidos usuarios de largo. Es más probable que desde el Mercedes Benz o del Mini Cooper la ciudad de Managua esconda los enormes problemas que miles de capitalinos vivimos a diario.

Edgard Manzanares.

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