Mujeres
No es porque este régimen sea misógino, o al menos no es esa la principal razón para que impida y reprima las marchas de las mujeres. Si las mujeres marcharan con pancartas que destaquen los logros del gobierno, si se uniformasen con las camisetas rosado chichas y si aceptaran a la Compañera como primera feminista del país, el régimen no tendría problema alguno con que marcharan. Es más, seguramente tendrían escolta policial, los recursos del Estado a sus disposición y los medios oficialistas cubriéndolas y alabándolas en sus letanías.
Campesinos
Tampoco es que Daniel Ortega odie a los niños o a los campesinos para que ordene al Ejército matar sin consideración a ley o derechos. O que lo haga y no pase nada. Si esos niños de La Cruz de Río Grande hubiesen sido Juventud Sandinista y los campesinos CPC armados en defensa de “la revolución” ahí estarían vivos y no en una fosa común como ahora. No sería, pues, esta la primera vez que las autoridades del país colaboran con delincuentes armados que sirven para reprimir, atemorizar o hacer fraudes. Esos le gustan a Ortega y nunca los castigaría. Al contrario. No es por delincuentes que los matan. El problema, al menos el principal, es otro.
Pepe Mujica
No es porque Daniel Ortega se haya peleado con Pepe Mujica que se canceló el evento donde el expresidente uruguayo recibiría el Doctorado Honris Causa de la Universidad Autónoma de Nicaragua. Si Mujica fuese como Nicolás Maduro, o como Mauricio Funes o Raúl Castro, que solo pueden hablar bellezas de Ortega y esta “nueva etapa de la revolución” aquí estaría todavía. Ah, pero es que este señor Mujica es una moneda al aire y no se sabe con qué va a salir. Y así como puede criticar al capitalismo salvaje, al imperialismo estadounidense, lo cual estaría muy bien para Ortega, también podría salir defendiendo el aborto, la libre movilización o fustigar la corrupción, el enriquecimiento a costillas del Estado o los fraudes electorales. ¿Para qué exponerse? Mejor que no venga.
Observadores
Durante las pasadas votaciones me reuní con un amigo que vino a Nicaragua como observador de la OEA. Contó, extraoficialmente claro, varias cosas que le habían extrañado en sobremanera a él que tenía ya varias misiones de observación en su currículo. Una, que la lista de observadores fue escrupulosamente revisada y seleccionada por la Cancillería nicaragüense y, dos, que a su llegada al aeropuerto lo esperaran funcionarios del gobierno para recibirlos y escoltarlos, algo, según sus palabras, “totalmente inusual” en una misión de observación de la OEA, porque “siempre se trata de mantener distancia del gobierno”.
Periodistas
Si Daniel Ortega jamás ha dado una conferencia de prensa desde que asumió el poder en enero del 2007, y si no ha dado entrevistas a ningún periodista nicaragüenses desde ese mismo momento, no es porque le tema a los micrófonos o porque le guste el ostracismo, los rincones o resolver sus asuntos en un callejón oscuro. Puede que haya algo de eso, pero no es la razón principal. Tampoco es por eso que el Ejército no ha salido a explicar cómo y por qué mato a seis campesinos, incluyendo dos niños. Es que si los periodistas se limitaran a oír y a creer, aquí habría conferencias todos los días. Ah no, pero ahí están los periodistas queriendo preguntar cosas distintas a las que ellos quieren decir y se les dice que se mataron por delincuentes y no les basta y preguntan ¿Y qué delitos cometieron? ¿Cuáles son los procesos que les seguían? ¿Por qué matarlos y no capturarlos? Por eso es que a los periodistas no se les ha restituido su derecho a las entrevistas y conferencias de prensa con el presidente.
Control
La ausencia de conferencias, la observación electoral escoltada, las marchas impedidas, el silencio oficial y hasta las muertes, tienen un punto en común: el control. En el mundo perfecto de Daniel Ortega y Rosario Murillo todo tiene que ser controlable. A este régimen le aterra estar fuera de control de algo. Por eso acepta solo una observación electoral controlada, por eso deja marchar solo a los domados y reprime e impide a los indomables o no domesticados. Por eso no vino Mujica, porque no es alguien controlable. Por eso mata y calla. Mata lo que no puede controlar y calla porque no puede explicar por qué los mató.