El papa Francisco reflexionó sobre la transmisión de la fe y la importancia de las madres y las abuelas en la misma; sin embargo, dijo que esto no será posible si no se renuncia a las habladurías.
Al comentar las lecturas del día, el santo padre afirmó que la predicación “no puede ser tibia” y animó a evangelizar a través del testimonio. “La predicación es una bofetada que te conmueve y te lleva adelante”, comentó.
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El papa recordó que en lugar de amar muchas veces la gente se “despelleja”. “La lengua es un cuchillo para despellejar al otro. ¿Y cómo puedes transmitir la fe con un aire así de viciado de calumnias y habladurías?”, se preguntó.
El pontífice subrayó que “la fe se transmite en el vientre materno, el vientre de la Iglesia” porque “la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina. La maternidad de la Iglesia se prolonga en la maternidad de la madre, de la mujer”.
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A este punto, Francisco recordó que en Albania conoció a una religiosa que durante la dictadura estuvo en la cárcel, pero cada cierto tiempo los guardias la hacían salir un poco. Ella iba a lo largo del río, mientras ellos pensaban que no podría hacer nada. Pero, contó el papa, la monja era astuta y las mujeres le llevaban sus hijos para que los bautizase a escondidas.
“Me da tristeza cuando veo a los niños que no saben hacer la señal de la cruz y que en lugar de hacerlo bien, saben que tienen que hacer algo y hacen algo parecido a un dibujo raro, porque les falta la madre y la abuela que les enseñe esto. Cuántas veces pienso en las cosas que se enseñan para la preparación al matrimonio, a la que será esposa, esa que será madre: ¿Se le enseña que debe transmitir la fe?” El papa pidió “al Señor que nos enseñe como predicadores y a las mujeres, como madres, a transmitir la fe”.