El Ministerio Público de Costa Rica pidió este miércoles al Tribunal de Juicio de Cartago, una condena de 176 años de prisión para Delvin José Sevilla Bonilla, de 44 años, acusado de masacrar a una familia, también nicaragüense, a finales de mayo de 2015, en una finca cafetalera de Santa María de Dota, sur de San José.
Sevilla es un nicaragüense también conocido como Jairo Díaz Aragón, Róger García Borge y hasta William Hernández Díaz. Es originario de Santo Tomás, Chontales y criado por una familia de Chinandega que lo recogió de la calle.
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En Nicaragua es señalado de asesinar a su madre, Socorro Borge, y a la nieta de ella, de 8 años, en el año 2003. En Costa Rica la Fiscalía lo acusa de cuatro homicidios calificados, dos violaciones calificadas y un hurto agravado.
La fiscal, Karen Mora, pidió 35 años por los cuatro delitos de homicidio calificado (120 años), 16 años por dos violaciones a una menor de edad (32 años), 3 años por hurto y 1 año por agresión a su ex pareja, Hannia Muñoz. No obstante, de acuerdo con el código penal, el sospechoso no descontará más de 50 años de cárcel si es declarado culpable.
El múltiple crimen
Según la Fiscalía, a Sevilla se le atribuyen las muertes de Ramón Suárez Espinoza, de 50 años; su pareja, María Haydee Miranda Salmerón, de 32; y sus hijos, Abraham y Elena María, de 11 y 9 años respectivamente; hechos ocurridos dentro y fuera del rancho de la finca cafetalera donde vivían.
Además, la fiscalía lo acusa de violar dos veces a la menor de edad, por la vagina y el ano, además de robarle los celulares a las víctimas. En las conclusiones, la fiscal Mora detalló como pruebas contundentes, el hallazgo de semen en la la vagina y en la ropa interior de la niña, que luego de estudios de laboratorios resultaron corresponder al ADN del sospechoso.
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Según Mora, el himen de la niña presentaba cuatro roturas y laceraciones en su ano. Además, la ex compañera del sospechoso en su testimonio dijo que el día de los hechos, Sevilla salió de la casa con un cuchillo y un machete.
La Fiscalía también dijo que Sevilla regresó por la noche con la ropa ensangrentada, misma que lanzó dentro de una letrina para ocultarla, y a su vez comentó a su mujer de la violación a la niña y los asesinatos que habría cometido, con la amenaza de matarla si lo denunciaba ante las autoridades.
Rastrean llamadas
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) rastreó las llamadas previas que realizó Sevilla desde su teléfono, con el de Suárez.
El sospechoso habría actuado por una obsesión sexual hacia la niña, a quien de una cuchillada le perforó el tórax y le partió el corazón. Además le provocó una herida desde el cuello hacia el estómago, exponiendo las vísceras de la menor.
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Al niño lo mató de puñaladas en la espalda y las axilas, a la madre de éste de tres puñaladas en el tórax y espalda y al padre lo mató de una herida en el cuello que casi lo decapita, además de provocarle heridas en la frente, cabeza y otras partes del cuerpo.
La fiscal Mora pidió al tribunal analizar la alevosía y ensañamiento del sospechoso hacia las víctimas, sin embargo, la defensa pública del enjuiciado, pidió penas mínimas en los delitos, así como descartar el testimonio de su ex pareja, porque según análisis psicológicos, ella es propensa al suicidio y alucinaciones.
Acusado niega los hechos
La defensa pública refutó que el sospechoso pudo haber cometido los cuatro delitos, por ser el lugar montañoso y de difícil acceso. Mencionó de dos sospechosos más que habrían participado del hecho que fueron identificados.
Sevilla dijo ser inocente y atribuyó a un ex militar nicaragüense de nombre Silvio, de fraguar todo en su contra. También mostró congruencia en sus declaraciones, no mostró arrepentimiento y dijo sentirse molesto con la fiscalía, por variar los hechos de los cuales se le acusan.
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Añadió que llegó a Costa Rica después que huyó de una base del ejército en 1993, para tratar de “vivir en paz”, intentando refutar que en 2013 asesinó en Chinandega a su madre de crianza y a la nieta de ella. También dijo que es falso que haya maltratado alguna vez a su expareja.
Hijas de Borge que asistieron al juicio en Cartago, visiblemente molestas, explicaron que el sospechoso es dado a mentir, mostrar buen comportamiento en la cárcel para pedir luego rebaja de condenas.