En el barrio Jorge Dimitrov, de Managua, el 47 por ciento de los jóvenes estaría dispuesto a migrar por la pobreza en la que viven.
La falta de oportunidades de empleo, educación y la inequidad en la distribución de la riqueza son algunos de los factores que impulsan a que más de la mitad de los jóvenes, de 14 a 24 años de los barrios más pobres de Centroamérica, quieran migrar a otro país.
Centroamérica Desgarrada es el estudio que publicó la Universidad de Costa Rica esta semana, donde dejó en evidencia la falta de políticas que estimulen la permanencia de los jóvenes en sus países.
Carlos Sandoval, autor del estudio, apuntó que esos resultados reflejan la falta de interés de los gobiernos en conservar el capital humano y se enfocan más en el aporte que representan las remesas, sin importar la suerte de las personas.
“Uno de los reclamos que tienen los jóvenes es principalmente el empleo y para las mujeres es aún más difícil cuando son madres y quieren trabajar y estudiar”, afirmó Sandoval.
Para el sociólogo Amílcar Espinoza, esos datos contradicen el discurso de prosperidad económica que el Gobierno de Nicaragua ha promovido, a través de la atracción en la inversión extranjera, desarrollo de los diferentes sectores económicos y la reducción a las tasas de desempleo.
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“Es alarmante, porque significa que hay una carencia de políticas públicas privadas destinadas de manera muy particular a estos jóvenes. Nadie que está bien en su país en términos laborales, educativos y de oportunidades globales está deseoso de irse”, mencionó Espinoza.
El estudio revela que el 77 por ciento de esos jóvenes no le preocupa si el Gobierno es democrático o no, lo que les interesa a ellos es que se les resuelva el problema.
“Tenemos un enorme reto de pensar en un futuro más inclusivo, más democrático; es una realidad en todos los países donde las grandes promesas de la revolución sandinista son enormemente (promesas) grises”, resaltó Sandoval.
Ante la indiferencia a la institucionalidad en los jóvenes, Espinoza dice “que es una es una reacción al clientelismo político que está promoviendo el Gobierno, les resuelve con parques, con cunetas y alcantarillado; pero el concepto de ciudadanía está deteriorado por completo y no les importa la rendición de cuentas de las gestiones, si son corruptos o no, no les importan sus derechos civiles y políticos”.
En cuanto a la distribución de pobreza, el estudio señala que el 32 por ciento de los jóvenes considera que es muy injusta, por tanto Sandoval recomienda en ejecutar planes de desarrollo entre el Gobierno, empresa privada y comunidad para ir cerrando esas brechas y evitar que el capital humano se fugue.
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Los otros puntos de la región donde la encuesta se aplicó fueron: Limón, en Ciudad de Guatemala; Nueva Capital, en Tegucigalpa; Popotlán, en San Salvador, y La Carpio, en San José.