Desde el sábado en la mañana, centenares de feligreses y devotos del Siervo de Dios, Padre Odorico D’ Andrea, llegaron a San Rafael del Norte, para conmemorar un nuevo aniversario de la muerte del fray que realizó varias obras de progreso en el municipio jinotegano y al que se le acreditan cientos de milagros.
Además de esto, también se celebró el Encuentro Nacional Juvenil 2018, con los jóvenes que estarán participando el próximo año la Jornada Mundial Juvenil de Panamá con un concierto.
Entre comerciantes ambulantes de todo el pais, los devotos caminaron por las calles arregladas por los miembros del Comité Amigos del Padre Odorico, quienes pintaron la calle, colocaron banderines y altares con la imagen del fraile italiano.
“Llevó más de 10 años haciendo la peregrinación desde Chinandega. Un amiga jinotegana me dio a conocer la celebración y vine con ella. Después me hice devota y ahora ya vengo porque el Padre Odorico ha intercedido por mi en muchas necesidades” comentó Arlen Mairena, quien se quedará en el Tepeyac, como muchos peregrinos para poder asistir a la magna misa de ayer domingo, a las 11 de la mañana, en el campo de la Divina Providencia.
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La homilía contó con la presencia de los sacerdotes y franciscanos de la diócesis de Jinotega y fue presidida por Monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de Jinotega, Monseñor Rolando Alvares de Matagalpa y Fray Damían Muratori.
En la celebración el tema principal fue recordar el llamado a la paz que el Padre Odorico hizo mientras vivió en San Rafael, acomodándolo como consigna para llamar a la paz y evitar la violencia en la actualidad.
28 años han pasado desde la muerte del padre Odorico D’ Andrea, quien es considerado un santo en San Rafael del Norte y cuyo aniversario se convierte en una fecha de peregrinación para los fieles católicos.
Los san rafaelinos católicos también participaron y apoyaron a los peregrinos ofreciendo alimentos, agua, café y fresco. De la misma manera, jóvenes que pertenecen a las pastorales de la iglesia estuvieron contribuyendo en el orden de la actividad guiando a los feligreses con orden.
La policía, los bomberos y la Cruz Roja también se hicieron presentes para resguardar la seguridad de la gente que anda en las calles en la procesión de las luces.
San Rafael del Norte acoge a fieles peregrinos
El pueblo de San Rafael brindó una acogedora bienvenida a los peregrinos que viajaron de todas partes del país, muchos de los pobladores se salieron a las calles para ofrecerles agua, café y comida.
Este 2018, fue visible el incremento de peregrinos que viajaron para escuchar la misa en el Templete del campo de la Divina Providencia, fueron más de sesenta mil personas las que se aglomeraron en los templos y el campo para conmemorar el aniversario de muerte del Fray italiano.
Doña Eudocia Pineda, originaria de la comunidad de los Concones, de la Concordia, recorrió a pie como penitencia para poder llegar a la misa en conmemoración al padre Odorico, ella dice ser fiel devota por la cantidad de milagros que le ha realizado a través de su vida.
“Yo vengo desde que comenzaron las actividades hace más de quince años, el padre Odorico ha intercedido por mí y a estas alturas todavía tengo la fuerza para venir y agradecerle año con año” dijo Pineda.
Los testimonios de los peregrinos también son visibles, pues muchos de estos optan por vestir con el habito franciscano a sus hijos, porque aseguran, el padre les salvó la vida o les concedió favores, y como agradecimiento y pagar la promesa, ellos los visten.
Tal es el caso de Mario Javier Ramos Pineda, originario de Sisle, quien explicó que Jared y Guadalupe, nacieron con problemas serios de salud hace 4 años, por lo que le pidieron al padre Odorico que los sanara y en agradecimiento ellos se vestirían hasta que crecieran además de peregrinar hasta San Rafael todos los años para la misa campal.
El último viacrucis del Padre Odorico
El 20 de marzo de 1990, durante el viacrucis que se realizaba en el Tepeyac por motivos de las fiestas de Semana Santa, el padre Odorico D’Andrea fue víctima de un fuerte dolor en el pecho que casi lo tumba.
El sacerdote fue llevado al convento del Templo San José, precisamente donde durmió su primera noche en Nicaragua y en el cual, a las 12:05 del mediodía de 1990, murió por un bloqueo completo de la aurícula izquierda.
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