La mente a veces es traicionera. Provoca temor como a Vernon Forrest contra Ricardo Mayorga. El Matador en todo su esplendor había derrotado al estadounidense desde antes de sonar la campana por su abrumadora articulación de insultos. El juego mental hace efecto, no siempre es determinante, pero mide el carácter y firmeza de un pugilista, en ocasiones la vista engaña más que el propio instinto. Daigo Higa en todas sus entrevistas aseguró que noquearía a Cristofer González, el nica al principio calló, luego despertó y ha dejado una gran impresión en Japón.
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Lo último fue durante la conferencia de prensa de este viernes en Japón, vistiendo un smoking y con un rostro que evocaba tranquilidad y seguridad. Un hombre de negro tratando de intimidar al Monstruo Higa. El campeón se ha visto desgastado, ha olvidado sus palabras directas porque prefiere ocultarse de las cámaras por su debilidad por marcar la categoría, el nicaragüense desde hace dos días está en el peso, el cual seguramente marcará sin problema este sábado a la 1:00 p.m., hora de Tokio.
No obstante, no todo lo que se ve es una realidad. Román González días antes de cada uno de sus pesajes era una alma en pena, sí créanlo, Chocolatito muestra un rostro sepulcral, pero cuando sube al cuadrilátero hace olvidar el sufrimiento de la categoría. Muchos de sus oponentes han asegurado que tenían ventaja al verlo en esas condiciones, pero el día del evento la historia fue diferente, con excepción del nocaut contra Srisaket Sor Rungvisai.
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González ha venido de menos a más, de la timidez a la explosividad. Aún le cuesta tomar el papel del malo, pero silenciosamente se ha metido en la cabeza que debe ganar, y uno de los principales factores es no volver a ver a su mamá limpiando pisos, trabajo que orgullosamente le ha ayudado a alimentar a sus hijos, además no quiere que sus hermanos pasen las carencias que él sufrió pequeño.
Higa se ha convertido en una incógnita porque ya había roto el esquema del típico peleador japonés respetuoso por su flameante seguridad y confianza al desafiar a cada uno de sus oponentes, pero ahora sorpresivamente ha callado, ¿Estará reflexivo, seguro o con temor?