A pocos minutos de iniciar el diálogo de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua con el presidente designado por el Poder Electoral, Daniel Ortega, los alrededores de la Casa de los Pueblos, donde se realizará el encuentro, están bajo un estricto control policial.
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El encuentro está programado a las 3:00 de la tarde de este 7 de junio y su resultado mantiene en vilo al pueblo de Nicaragua, tras 50 días de protestas y una brutal represión policial y paramilitar de Ortega que ha dejado al menos 127 muertes, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
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Cuatro accesos viales a la zona del antiguo centro de Managua donde se asienta la moderna casa presidencial, en desuso desde 2007, se encuentra bloqueadas por tropas especiales de la Policía, mientras agentes de tránsito bajo custodias de policías vestidos de civiles alrededor, orientan el tránsito vehicular.
Patrullas se movilizan por sectores aledaños a la la rotonda Hugo Chávez.@laprensa pic.twitter.com/O9jFxv1hhw
— Ma. José (@11MeryS) 7 de junio de 2018
Los retenes policiales están sobre la carretera norte a la altura del Complejo Policial, al oeste por el polideportivo Alexis Argüello, al norte por el paseo Xolotlán y el puerto Salvador Allende y al sur por el edificio de la Asamblea Nacional, según constató LA PRENSA en un recorrido.
Oficiales de la Policía Nacional recorrían los alrededores fuertemente armados.
El tráfico vehicular se vio afectado en el sector de la Asamblea Nacional, el antiguo Hospital Militar y las cercanías de Telcor-Carretera Norte.
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La reunión, citada de urgencia por Ortega, será a puertas cerradas y se desconoce la agenda. Luego de ello, los obispos brindarán una conferencia de prensa revelando los detalles de la misma.
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— Ma. José (@11MeryS) 7 de junio de 2018
La casa de los pueblos, antigua Casa Presidencial, ha sido abandonada como despacho oficial por Ortega desde 2007, quien eligió tratar los asuntos del Estado desde su bunker en reparto El Carmen, donde funcionan las oficinas de la Secretaría del Frente Sandinista de Liberación Nacional y su vivienda familiar.
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En esta zona donde vive, también hay controles estrictos de seguridad y la zona de seguridad se ha expandido a varias manzanas alrededor de la sede, ahora reforzada con barricadas, vallas metálicas, altos muros de concreto y acero y patrullaje permanente de fuerzas militares y policiales.