Familiares, amigos y pobladores sepultaron la mañana de este domingo a Abraham Antonio Castro Jarquin, de 17 años, quien fue asesinado el 8 de junio durante un ataque de turbas paramilitares orteguistas en la salida norte del municipio de Jinotega.
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El féretro de Castro, a quienes sus familiares llamaban “Patito”, recorrió las calles de Jinotega entre flores y tapado con la bandera azul y blanco, acompañado con música testimonial coreada por autoconvocados y pobladores que se unieron a la procesión fúnebre.
El abuelo del joven, Pedro Jarquín, dijo que su nieto llevaba días en las trincheras y barricadas junto a pobladores de los barrios suburbanos. “Él se dedicaba a la reparación de motos, era un chavalo trabajador que murió defendiendo sus ideales”, aseguró Jarquín, que pidió al alcalde de la ciudad Leónidas Centeno que deje “de estarnos matando a los chavalos”.
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Cuando el féretro pasaba por la casa de alcalde de la ciudad, los pobladores indignados le gritaban asesino. “Estamos hartas de la represión que está haciendo el gobierno, el alcalde está matando a nuestros jóvenes. Como madre que soy me duele, por eso le exijo al alcalde que pare de atacar a los muchachos” dijo María Gloria Rizo, pobladora que acompañó el entierro.
Castro habitaba en el barrio Carlos Rizo y el día que fue asesinado se encontraba en la zona del enfrentamiento. Los paramilitares simpatizantes del FSLN disparaban con armas de fuego contra las pobladores que resguarda un tranque.