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Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. LA PRENSA/ARCHIVO

Pedro Joaquín, el escritor

Más allá del luchador cívico, Pedro Joaquín Chamorro se reveló como el escritor de aguda sensibilidad literaria

Al cumplirse cuarenta años del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, El Hilo Azul dedica el presente número a su faceta de escritor, una de las más relevantes de su vida, aunque no la más recordada.

Su constante enfrentamiento a la dictadura de la familia Somoza, expresado en sus escritos políticos de combate diario, principalmente en sus editoriales, y la manera brutal en que fue sacrificado por la tiranía, nos hace olvidar que más allá del luchador cívico, que llegó aún a empuñar las armas en 1959 cuando vio cerradas todas las salidas democráticas, se hallaba el escritor dotado de manera natural para el oficio, dueño de una aguda sensibilidad literaria, de una prosa penetrante, y del don de la observación.

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Esa vena literaria suya la identificamos de dos maneras: como cronista y como autor de ficciones. En ambas fue un literato porque sus crónicas son las de un escritor de oficio, empezando por Estirpe sangrienta (1958), un verdadero clásico nicaragüense de la literatura y del periodismo, el relato de su prisión a raíz de los sucesos de septiembre de 1956, cuando Rigoberto López Pérez hirió mortalmente a Somoza García, quien falleció una semana después en el hospital Gorgas, de la zona del Canal en Panamá; hasta su fuga del puerto de San Carlos, donde había sido confinado, hacia Costa Rica.

Hay una vieja regla dictada por Marcel Schowb, que dice que la literatura no se ocupa de lo general, sino de lo específico; es de allí que resultan las verdaderas descripciones, tanto de hechos como de sensaciones; y cada página de Estirpe sangrienta hace que la prosa del escritor y la observación aguda del periodista, y viceversa, den como resultado una crónica maestra, en la que brilla el esplendor de la literatura.

Lo mismo podemos decir de Diario de un preso (1962), otro relato autobiográfico, cuando Pedro Joaquín es encarcelado de nuevo tras el desembarco de Olama y Mollejones en 1959; y de su Diario Político, escrito entre 1975 y 1977, los años anteriores a su asesinato, y publicados póstumamente en 1990.

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Es también un cronista de peso literario en Los pies descalzos de Nicaragua, un relato de 1966 sobre su viaje por el Gran Lago y el río San Juan; y en otro que viene a resultar complementario, Nuestra frontera recortada, otro relato de viaje del año siguiente sobre el río Coco y la frontera con Honduras.

Y luego Pedro Joaquín como escritor de ficciones, tarea a la que se entregaba cuando Somoza imponía la censura sobre La Prensa, o mandaba a cerrarla, y entonces el ocio forzado lo llevaba a la narrativa de invención, en la que hallamos siempre esa otra cualidad que Italo Calvino reclamaba, la de la ligereza, pues sus relatos están construidos con gracia, humor y picardía.

La primera es una breve novela, Jesús Marchena, de 1975, y la sigue otra que no deja de ser testimonial, Richter 7, de 1976, acerca del terremoto que destruyó Managua en 1972.

Y por último, la colección de cuentos El enigma de las alemanas, de 1977, con la que ganó el Premio del Día de la Hispanidad en Guatemala, convocado por el Instituto Guatemalteco de Cultura Hispánica.

En este aniversario de su sacrificio por hacer que Nicaragua volviera a ser república, lo hemos de recordar de distintas maneras.

Su integridad ciudadana, su entereza cívica al denunciar oprobios y desmanes. Fueron maneras distintas de una misma sensibilidad, y de allí es donde resulta también su condición de escritor, que es otra manera de mostrarse sensible frente al mundo.

De su obra literaria, breve pero honda, ofrecemos una muestra en estas páginas, en espera de que sea publicada de nuevo de manera sistemática, siendo como es parte de nuestro patrimonio literario.

Presentación suspendida de El Hilo Azul

Debido a la creciente violencia en el país se canceló la presentación de la revista literaria El Hilo Azul, número 17, del Centro Nicaragüense de Escritores. Su lanzamiento estaba previsto para el pasado 8 de junio en el Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra.

Esta edición está dedicada a Pedro Joaquín Chamorro, Mártir de las Libertades Públicas, explicó su editor Arquímedes González. Asimismo adelantó parte del contenido, en el cual aparecen ensayos de Fidel Coloma, Luis Rocha, Gregorio Selser, Guillermo Rothschuh.

Así textos sobre Julio Cabrales, Claribel Alegría, Ana Ilce Gómez, María Teresa Sánchez y Mariana Sansón Argüello. Secciones de cuentos y poesía, con escritos de Pierre Pierson, Cristal Espinoza, Juan Sobalvarro, Jorge Campos y Pablo Antonio Alvarado, entre otros.

Cultura El hilo Azul Pedro Joaquín Chamorro

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