Si algo no se le puede cuestionar a Ramiro Blanco es su coraje. El muchacho tira humo sobre el cuadrilátero, su cara puede estar abollada y sigue tirando, su cuerpo gimiendo de dolor pero sigue tirando, es un pugilista llamado a hacer que otros se luzcan sobre él a nivel internacional, pero al menos brinda espectáculo. Su kriptonita es la falta de pegada. Ha perdido en sus tres compromisos en el exterior en 130 libras y, ahora, buscará una victoria con la premisa rascando lo imposible cuando enfrente este 16 de marzo en México a Miguel Román, un viejo zorro de 73 peleas y 33 años de edad.
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Cuando Blanco tenía siete años, Román ya estaba debutando en el profesionalismo y cuando el nicaragüense hacía su incursión en el boxeo rentado, el mexicano ya poseía 56 combates. Blanco no pudo resolver en el pasado a tres rivales más al alcance que Román, tal es el caso del chino Can Xu, el suizo Patrick Kinigamazi y al mexicano Andrés Gutiérrez. Por la fortaleza de Miguel Román (47 nocauts en 60 triunfos) y la vasta experiencia, teniendo victorias sobre púgiles importantes como Orlando Salido y Daniel Ponce De León, además de haberle puesto resistencia a Miguel Berchelt, Takashi Miura y Javier Fortuna, por mencionar algunos de sus oponentes, lo hacen más que favorito para imponerse a Blanco.
A sus 23 años, Blanco tiene 18 victorias, cuatro derrotas y tres empates. El único boxeador pinolero que lo ha vencido es Alexander Mejía en lo que fue una de las últimas buenas peleas a nivel nacional, en esa ocasión perdió el título Fedelatin de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Ramiro tratará de encontrar oro en medio de las piedras aunque parezca utópico.