Cuando la pareja tiene hijos, hay muchas posibilidades de que las peleas sucedan delante de ellos, algo que siempre ha puesto a los padres ante la disyuntiva de enviarles a su habitación o permitir su presencia. Sin embargo, no son pocos los expertos que defienden que las discusiones de los padres tienen un efecto positivo en la formación, siempre y cuando no se tiren los trastes uno a otros.
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Los mismos especialistas que defienden el lado educativo del conflicto dejan muy claro que los beneficios están reservados a los hijos de los padres capaces de cumplir una serie de condiciones.
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Quienes lo consigan podrán afirmar sin miedo que son un buen modelo de comportamiento. Incluso podrían presentar sus discusiones como una lección que prepare a sus hijos para la vida real, en la que las diferencias de pensamiento y las confrontaciones también existen, y no son situaciones fáciles de llevar, publica Buena Vida de diario El País.