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Lenin Rojas, autocnvocado y sobreviviente de "la operación limpieza" de Carazo, el pasado 8 de julio de 2018

Lenín Rojas, autoconvocado y sobreviviente de “la operación limpieza” de Carazo, el pasado 8 de julio de 2018.

Sobreviviente de la operación limpieza de Masaya: “Ortega será siempre recordado como el dictador más grande de Nicaragua”

Tras sobrevivir a las operaciones limpieza que se realizaron en Masaya y Carazo, Lenin Rojas y Pedro Antonio Montoya tuvieron que huir a Costa Rica para proteger sus vidas

Lenin Rojas, de 48 años, originario de Carazo, y Pedro Antonio Montoya, de 17 años, de Masaya, tienen experiencias de vida en común: son sobrevivientes de las operaciones limpieza que se realizaron en sus departamentos en 2018 para quitar de forma violenta los tranques que los manifestantes habían levantado para protestar en contra de Daniel Ortega. Ahora los dos se encuentran exiliados en Costa Rica.

Ambos fueron heridos por los paramilitares y policías que se encargaron de reprimir las protestas: a Rojas le impactó una bala de AK en su pierna izquierda y a Montoya dos, una de AK y otra de un fusil Dragonov que casi le quita la vida.

Sin embargo ambos aseguran que la dictadura no pudo con ellos.

“Ortega mandó a centenares de paramilitares armados con armas de guerra a asesinarnos”, asegura Rojas.

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Para este caraceño, el 8 de julio, día en que se realizó la operación limpieza en su departamento, fue el más triste que podría recordar en su vida.

“(Fue) un día de dolor. Realmente el tranque San José (en Jinotepe, Carazo) le hizo mucho daño al orteguismo ya que teníamos más de 30 kilómetros bajo nuestro control. Nosotros le llamábamos el padre de los tranques, ya que pasaba por el empalme de Nandaime y pasaba el empalme de El Crucero”, recuerda el autoconvocado.

Armados “como mercenarios”

Paramilitares mantienen el control de diferentes departamentos de Nicaragua. LA PRENSA /EFE
Paramilitares del gobierno desmontaron los tranques a punta de balas. LA PRENSA /EFE

Rojas recuerda que ese 8 de julio los paramilitares se movilizaban por toda la zona armados con AK 47, PKM, Ametralladoras 50 y RPG7. “Los mercenarios de Ortega nos tiraban a matar, pero nosotros resistimos detrás de nuestros tranques, fuimos temerarios”, dice Rojas.

La resistencia

Asegura que pese al terror de esa mañana, los manifestantes resistían con coraje y valentía que incrementaban con cada asesinado por las balas de las fuerzas orteguistas.

Rojas afirma que durante los enfrentamientos anteriores al 8 de julio ellos recuperaron arsenal de guerra a la Policía, incluyendo PKM y AKA 47 y que “las tuvimos que utilizar para defendernos”.

“Esa mañana nosotros resistimos, estábamos rodeados. Nosotros estábamos armados de coraje, valor y dignidad por tener una Nicaragua libre. Ahí, (como se dice) vulgarmente, sobraron los huevos. Con morteros, piedras y ondas. Así resistimos más de 12 horas. Ahí fueron asesinados muchos compañeros”, expresa.

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En el enfrentamiento, él recibió un impacto de bala en su pierna izquierda, la cual no logró afectarlo mucho debido a que le impactó en la bolsa del pantalón donde andaba unos objetos de metal, incluyendo un celular.

Cuando vieron que no podían contra la fuerza brutal del orteguismo, recuerda que huyeron por montes para evitar ser secuestrados y asesinados por el régimen.

“25 hermanos caraceños derramaron su sangre ese día a los cuales les rendimos homenaje este 8 de julio. Sus muertes no serán en vano porque este dictador va caer más temprano que tarde; de eso no hay duda. Ortega es un criminal peor que Somoza”, sostiene Rojas, quien asegura que “Nicaragua será libre”.

Dos balas en su cuerpo

Pedro Antonio Montoya, de 17 años, hijo de un opositor del régimen orteguista, asegura que cuando inició la represión contra Masaya, su conciencia le decía que tenía el deber de defender a la Patria.

“Para mí fue difícil todo esto, pues a mis 17 años tuve que tomar decisiones, yo no podía solamente estar viendo. Me integré a los tranques en Monimbó para defender a mi Patria”, dice el joven, quien ahora es solicitante de asilo en Costa Rica.

Pedro Antonio Montoya, de 17 años, recibió dos disparos, uno de ellos de dragonov y otro de AK 47
Pedro Antonio Montoya, de 17 años, recibió dos disparos, uno de ellos de dragonov y otro de AK 47, durante la operación limpieza en Masaya el 17 de julio de 2018.

“Yo no soporté tanta injusticia, (ver) cómo mataban a mi gente que solo quiere justicia y libertad. Y nunca fuimos ni seremos terroristas como nos llama la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo”, señala el joven.

“Yo andaba con otros jóvenes, unos 20, cuyos nombres me los reservo, unos porque ya están muertos, otros desaparecidos y otros que aún están en Managua. Eran como las 6 de la mañana, nosotros nos movíamos por el sector de la iglesia Magdalena hacia la Esquina de Los Bueyes y allí inició el enfrentamiento con cientos de paramilitares”, recuerda el joven.

Señala que cada uno de los manifestantes estaba armado de morteros, bombas y piedras. Asegura que todos los accesos, de entradas y salidas de Masaya estaban bloqueadas de policías y paramilitares. “Habían francotiradores por todos lados y sapos que movían en motos y bicicletas”, recuerda.

Montoya asegura que durante el enfrentamiento con policías y paramilitares estaban conscientes “que nos jugábamos la vida”, sin embargo “estábamos dispuestos a perderla para que Nicaragua fuera libre”.

Cuando le impactaron los disparos, dice que los auxilió  un amigo que luego murió en el ataque. Luego lo trasladaron a su casa donde lograron contener la sangre. “Por mis costillas tengo 39 puntadas que me lograron hacer sin anestesia”, dice el joven.

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Ese mismo día, según Montoya, unos amigos, lo sacaron por montañas para evitar ser capturado por los paramilitares que tenían bajo control la ciudad. “Yo tenía unos dolores inmensos porque no me habían aplicado anestesia, además había perdido mucha sangre”, rememora.

Luego de escapar de Masaya, el joven sostiene que vivió varios meses en la clandestinidad hasta que finalmente llegó a Costa Rica por veredas.

“Pese al dolor de tanta sangre, de tantos amigos que perdieron la vida, hay algo que me llenó de coraje y fue la unidad que nosotros teníamos. Ortega se ensañó con Masaya, no pudo, te digo la verdad, la policía no pudo con nosotros”, dice.

“Ortega será siempre recordado como el más grande dictador de Nicaragua. Y seremos libres, lo prometo desde acá, refugiado en Costa Rica, vamos a ser libres de esta dictadura asesina”, advierte el joven.

De acuerdo a las organizaciones de los derechos humanos, la represión estatal en Masaya cobró 49 vidas y más de 30 en Carazo.

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